En solo un año, la deuda pública panameña aumentó en $6,320 millones, al pasar de $52,374 millones en septiembre de 2024 a $58,694 millones en septiembre de 2025, según cifras del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF).
Para dimensionar ese salto, basta con algunas comparaciones:
El incremento es mayor que todo el presupuesto anual del Ministerio de Educación (Meduca), que asciende a $4,864 millones.
Representa además más de 1.5 veces el costo de la Línea 3 del Metro de Panamá, valorada en $4,000 millones, y equivale a endeudarse unos $17.3 millones diarios durante el último año.
En términos individuales, cada panameño debe hoy cerca de $13,000, frente a los $11,600 que representaba la deuda per cápita hace un año.
El peso de la deuda pública se ha multiplicado en las últimas dos décadas y retrata el creciente apetito del país por gastar más de lo que produce.
Cuando Martín Torrijos dejó el poder en 2009, el saldo era de $10,821 millones; al cierre del gobierno de Ricardo Martinelli (2014) ya ascendía a $17,639 millones; y con Juan Carlos Varela (2019), escaló hasta $26,612 millones.
Pero el salto más drástico se registró durante la administración de Laurentino Cortizo, que culminó con una deuda de $51,812 millones, casi el doble del monto heredado y cinco veces más que a inicios del siglo. Esa cifra corresponde a junio de 2024, cuando finalizó su mandato.
Entre 2019 y 2024 hay más de $25 mil millones adicionales como parte de la herencia de Cortizo.
El gobierno de Cortizo justificó el endeudamiento por la pandemia de la Covid-19, que obligó a financiar programas de emergencia, subsidios y obras públicas. Sin embargo, con el paso del tiempo han salido a relucir sobrecostos en proyectos de infraestructura, despilfarros en auxilios económicos y el uso irregular de créditos fiscales.
Estos factores inflaron la deuda más allá de los límites de la coyuntura sanitaria y evidenciaron debilidades estructurales en la gestión y recaudación de ingresos públicos.
Al 31 de diciembre de 2024, el saldo de la deuda ya era de $53,736 millones.
Hoy, con una deuda que supera los $58,000 millones y un presupuesto récord de $34,000 millones para 2026, Panamá enfrenta el reto de equilibrar sus cuentas sin frenar la inversión pública.

La pregunta que sobrevuela el debate económico es si el país podrá mantener este ritmo de gasto sin comprometer su estabilidad financiera a mediano plazo.
Durante la sustentación del presupuesto ante la Asamblea Nacional, el ministro de Economía y Finanzas, Felipe Chapman, explicó que los principales responsables del aumento presupuestario son la deuda pública y el incremento automático de salarios, que absorben buena parte del salto de $30 mil a $34 mil millones.
No obstante, aseguró que 2026 será el primer año en que el Estado no pedirá prestado para pagar intereses de la deuda, gracias a una mejor respuesta de los mercados internacionales y una mayor estabilidad financiera.
Chapman defendió que el nuevo presupuesto es “ambicioso” en materia de inversión pública, con $11 mil millones destinados a proyectos de infraestructura, aunque reconoció limitaciones derivadas de leyes especiales que reducen la flexibilidad del gasto.

