$2 mil 469 millones en apuestas



Un total de 2 mil 469 millones de dólares se apostó el año pasado en juegos de azar, 20 millones de dólares menos en comparación con el movimiento registrado el año previo.

Esta es la primera disminución en el volumen de apuestas desde 2003, de acuerdo con estadísticas de la Junta de Control de Juegos (JCJ).

Pese a la disminución, el monto apostado supera con creces el costo de algunos proyectos que se ejecutan actualmente, como la construcción de la línea 2 del Metro de Panamá.

Los 2 mil 469 millones reportados en las salas de apuestas y casinos superan en 612 millones de dólares la oferta con la cual la empresa brasileña Norberto Odebrecht y la española FFC se adjudicaron el proyecto.

Del total apostado en 2015, el 85.3% se facturó a través de las máquinas tragamonedas tipo A, que son aquellas que permiten múltiples apuestas en una sola jugada.

Aunque en los casinos completos, que son aquellos que operan en los hoteles con más de 300 habitaciones, también hay este tipo de equipos, el negocio de las máquinas tipo A es controlado por la empresa Gaming & Services de Panamá que tiene autorización para operar 28 salas.

La concesión de la empresa vencía en 2017, y el gobierno de Ricardo Martinelli le otorgó una extensión por 20 años antes de que se venciera el periodo.

La compañía, según lo pactado, pagó 13 millones de dólares a finales de 2013, 7 millones de dólares menos comparado con el desempeño que hizo cuando en 1997 firmó el contrato original con el Estado.

Después de las máquinas tragamonedas, las mesas de apuestas en los casinos completos manejaron 276 millones de dólares.

El resto de las transacciones se distribuyó entre el hipódromo Presidente Remón ($47.4 millones); eventos deportivos ($34.6 millones) y salas de bingo ($3.6 millones).

Las estadísticas de la JCJ no incluyen las apuestas que manejan las máquinas tragamonedas tipo C, que tienen una limitación de 3 dólares por jugada.

Durante la administración Martinelli la cantidad de estas tragamonedas se triplicó debido a los cambios que se hicieron a la norma la cual regula dicho segmento. Se estima que en el país operan más de 8 mil, y a diferencia de los otros juegos de azar, no están conectados a una base de datos que permita conocer la cantidad de dinero que manejan.

Los operadores de esta variedad de juego solo están obligados a pagar 150 dólares por cada máquina al mes. Del volumen apostado el año pasado, se pagaron premios por 2 mil 50 millones de dólares, dejando ingresos brutos a las empresas que participan en este negocio por 418.9 millones de dólares.

De las 75 concesiones vigentes, el 72% opera en la provincia de Panamá, seguido por Chiriquí (6); Colón (5); Herrera (4) y Veraguas y Coclé con 3 cada una.

Antonio Alfaro, presidente de la Asociación de Administradores de Juegos de Azar de Panamá (Asaja), ha señalado que el impuesto de 5.5% que se creó para financiar el aumento a los jubilados tendría un efecto negativo sobre el sector de juegos de azar.

El tributo, que comenzó a aplicarse en el segundo trimestre de 2015, se cobra cuando el jugador cambia sus fichas o monedas en la caja del centro de juegos y no sobre el dinero que se gana apostando. A una persona que cambia 200 dólares, el local le retiene 10 dólares que luego deben ser transferidos al fisco.

Para Alfaro, este impuesto tuvo un efecto adverso en las finanzas del Estado, ya que en su opinión es el culpable de que la JCJ recaudara menos dinero por una disminución en las apuestas.

En efecto, la JCJ recaudó 13.9 millones de dólares menos en comparación con el año previo al sumar 82.2 millones de dólares.

Para el secretario de la JCJ, Eric Ríos, la disminución en los niveles de apuestas puede deberse a múltiples motivos, como la variación en los hábitos de juego, cambio en la afluencia de turistas o exploración de otras formas de entretenimiento distintas a los juegos de azar.

Aunque reconoce que el impuesto a la que hace mención Alfaro puede haber modificado “los hábitos de juego del público apostador”, considera que a medida que vaya avanzando “el proceso de adaptación, tanto de los jugadores como de los administradores y operadores, la situación de la industria de juegos hallará el balance”.

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