“Y aquí estamos hechos pedazos”. Una frase que encarna la dura migración por Darién se expone en París, de la mano de la escultora panameña, Isabel de Obaldía, la más importante y de mayor trascendencia internacional.
Su trabajo suele moverse entre lo mítico, lo ancestral y lo contemporáneo, pero en esta ocasión fueron sus viajes a esa frontera natural y a la vez dolorosa, los que decantaron esta instalación que se estrena en La Maison de L’Amérique Latine en pleno Boulevard Saint-Germain, titulada “Et nous voici, déchirés” (Y aquí estamos hechos pedazos), que inicia este miércoles 26 de noviembre y estará abierta hasta el 26 de febrero de 2026.
¿Qué significa en su carrera exponer en La Maison de l’Amérique latine?
Siendo esta mi primera muestra individual en Francia esta exposición es muy importante para mi carrera profesional, pero también tiene un fuerte elemento personal. Mí madre era francesa, considero esta ciudad mi segundo hogar. Exponer en París es algo que me da mucho orgullo y placer.

Esta convocatoria en París ¿fue por su reciente participación en la Bienal de Venecia?
No, está invitación no tiene que ver con la Bienal de Venecia. He estado trabajando desde 2022 sobre el tema de los migrantes atravesando la selva del Darién. Ese año estaba preparando una propuesta y tenía una maqueta en mi estudio. Mariana Pereira, que en ese tiempo trabajaba en la embajada de Panamá en París, vino a visitarme. Al ver el proyecto me dijo que podríamos presentárselo a Anne Husson, la directora cultural de La Maison de l’Amérique latine. A Anne le gustó mucho el tema y la propuesta y me ofreció un espacio dentro del calendario de la institución para finales de este 2025.
¿Se involucra en el montaje de sus obras en París?
Yo me involucro 100% en el montaje. Al ser esto una instalación tengo que adaptarme al espacio y tomarlo en cuenta. La sala donde expongo en La Maison es muy hermosa. Tiene techos altos y proporciones majestuosas así que decidí trabajar con eso en mente.
Hice unas pinturas de 3.5 metros de alto que cubren enteramente la pared principal de la sala. Desde el techo cuelgan 45 figuras en vidrio de pequeño formato. Esta es la primera vez que empiezo a ponerles cabezas, que hago mujeres con senos y cabello. Me cuestioné a mí misma este cambio y lo entendí. Anteriormente estaba trabajando con ideas más abstractas, simbólicas. El hombre fuerte, el hombre que sufre. El ser humano con espíritu animal. Para este proyecto pienso en la gente. En todas esas personas que hicieron el trayecto de la selva, y mucho más, para encontrar un futuro mejor. Su “El Dorado”. Son personas concretas. Existen o existieron. No las conozco pero les debo una presencia. La instalación tiene una banda sonora con sonidos de la selva y algunas voces, relatos de personas cuando están atravesando esa ruta del Darién.

Para ‘SELVA’, mi instalación en la Bienal de Venecia, fui a Darién en noviembre de 2023. Me interesaba ver la vegetación y tomar apuntes, escuchar los sonidos y la gente hablando del tema de los migrantes, que ese año alcanzó las cifras más altas de flujo humano. Más de 500,000 personas la atravesaron. Desde la llegada de los presidentes Mulino y Trump todo ha cambiado. Regresé a Darién en marzo de este año y pude constatar que en el pueblo de Bajo Chiquito, donde llegaban la mayoría de los migrantes al terminar la travesía, ya no había casi nadie. Un pueblo fantasma.

Como para muchos franceses este tema no les es familiar hice un pequeño video para acompañar la muestra que explica un poco dónde queda Darién y qué fue lo que sucedió. También hay unos dibujos de gran formato en el vestíbulo de La Maison, así que al entrar estás rodeado de las obras. La exposición se llama “Et nous voici, déchirés”. “Y aquí estamos hechos pedazos”.
Al mirar atrás ¿qué elementos de su obra han permanecido fieles y cuales han evolucionado?
Creo que he sido bastante fiel a mis ideas de base. Ahora me doy cuenta de algo que dicen muchos artistas al llegar a mi edad. Se crea un círculo dentro de nuestra evolución. Lo cual en realidad me agrada. Ahora tengo más habilidad técnica y creo que puedo comunicar mis ideas con mejor enfoque. En mis dibujos y pinturas de juventud había un contenido político bastante fuerte. Cuando comencé a trabajar con vidrio eso desapareció un poco. El proceso de aprendizaje para trabajar ese material es bastante complejo, toma tiempo y paciencia. Pasé muchos años desarrollando mi propio lenguaje y probando diferentes técnicas dentro del medio. Incluso con esta exposición he aprendido mucho. Nunca había hecho piezas tan pequeñas con la técnica de “pâte de verre” (técnica antigua de pasta de vidrio).

El dibujo ha sido una constante en mi carrera. Dibujo al menos unos minutos todos los días. Una recomendación que me dio mi padre, el maestro Guillermo Trujillo, y se la doy a todos los artistas jóvenes.
¿Ha cambiado la técnica de trabajar con vidrio en esta época de mayor tecnología?
Trabajar con vidrio es puramente físico. Bastante exigente. Dibujo con lápices, pasteles, carboncillo, y pinto con brochas, acrílico, óleo. Me gusta embarrar y ensuciarme. Eso no descarta que me atraiga la tecnología.

Yo estudié cine y animación. En esa época utilizábamos películas de 16mm y la animación se iniciaba con dibujos en papel. Desde hace varios años estoy haciendo animaciones y videos cortos. Me encanta trabajar con los programas de edición y animación digitales.

¿Cómo define la evolución que ha tenido Panamá y sus artistas en eventos de arte internacionales de gran trascendencia?
Es enorme. Cuando escuché la segunda convocatoria que se hizo para la Bienal de Venecia pensé, cómo hubiésemos querido y agradecido que se nos presentara esa oportunidad hace 20 años. Me alegra ver que hay muchos más artistas jóvenes. Esto significa más diálogo de ideas y desarrollo de la cultura. Panamá se ve representada en eventos internacionales y nuestro arte empieza a figurar en el mundo.

Respecto al diálogo con la comisaria de la muestra Nadeije Laneyrie ¿qué puede contar?
Ha sido un excelente diálogo constante desde el inicio. Nadeije Laneyrie me ha acompañado durante todo el proceso. Antes de iniciar el proyecto ella insistió en que yo le explicara por qué estaba trabajando sobre este tema. Yo le daba vueltas para no abrirme del todo, los franceses son muy dados a preguntas intelectuales difíciles, yo soy de los artistas que piensa que la obra debe hablar por sí sola, aunque sé que en algunas ocasiones hay que explicarse. Al final de darle muchas vueltas llegué a decirle el porqué. El abrirme me sacó lágrimas, lo cual fue una sorpresa para mí. En ese momento entendí lo que quería expresar y desde entonces el enfoque ha sido certero. Ahora que la obra está aquí y estamos en pleno montaje Nadeije viene todos los días y el diálogo continúa.

¿Qué contratiempos de última hora han surgido durante el montaje, ante usted como artista y el espacio?
Siempre trato de adaptarme y no alterarme cuando hay contratiempos. Para esta exposición no los ha habido. Las personas que me están ayudando con el montaje me preguntaron el primer día si yo tenía un plano con instrucciones. Les expliqué que a mí me gustaba ir trabajando dentro del espacio y ver cómo se van relacionando las figuras a medida que las voy colocando. Han sido bastante pacientes con este proceso, y por ahora, todo parece estar quedando bien.



