Barcelona amplía su dominio en España



“Hemos tenido que ganar esta liga dos veces”, resumió el sábado el central del Barcelona, Gerard Piqué, después de que su equipo lograra celebrar con añadido suspenso la consecución de la liga española en su última fecha.

Vencieron 3-0 en cancha del Granada con triplete del uruguayo Luis Suárez y convirtió en intrascendente la victoria simultánea de su más inmediato perseguidor, Real Madrid, que derrotó de visita 2-0 al Deportivo La Coruña.

Resultó una conquista algo a contrapié, propia de la montaña rusa de emociones que fue para los azulgranas la secuencia de 38 fechas disputadas.

Con bagaje suficiente de 91 puntos, uno de ventaja sobre los madridistas y tres respecto al tercer clasificado, Atlético de Madrid.

Cuando parecía que el torneo se acabaría decidiendo de forma agónica entre los tres, la sorprendente derrota de los rojiblancos 2-1 en Levante por la penúltima fecha, deparó un nuevo cara a cara entre Barcelona y Madrid, separados por mínima diferencia al arranque del acto final.

Paradójicamente, tampoco muchos apostaron hace dos meses que la liga estuviera aún en juego a estas alturas, pues el Barcelona llegó a contar con nueve puntos de ventaja sobre el Atlético y 10 respecto al Madrid al término de la fecha 30.

El campeonato 24 del equipo azulgrana, segundo consecutivo y octavo de los últimos 12, viene a resaltar su reciente dominio nacional.

Pero destila un sabor ligeramente agridulce en el festejo, pues queda lejos del enfoque marcado a principios de temporada por el entorno culé.

Ganador del triplete de liga, Copa del Rey y Liga de Campeones la pasada campaña, el Barcelona arrastró como pesada losa las desmedidas expectativas en torno al plantel de Luis Enrique, en cierto sentido víctima de su propio éxito y de un discurso viciado, exigente con la defensa de sus tres coronas.

El club catalán celebra ser justo campeón del torneo de la regularidad, donde ha ocupado la cima de la clasificación en 28 fechas, incluidas las últimas 18.

Pero a muchos les puede más su prematuro adiós de la Champions, donde cayó en cuartos de final a manos del Atlético, que un nuevo trofeo doméstico que añadir a sus vitrinas.

Proclives al desencanto precoz, los culés verán la final continental entre los rojiblancos y el Madrid por televisión; un hecho que aún escuece y que, pese a que el Barça puede sumar antes la copa si le gana la final al Sevilla, por momentos amenazó con sabotear también la consecución de la liga.

“Hace 20 años no la habríamos ganado porque muchas veces nos hundíamos en nuestro propio pesimismo”, reconoció Piqué, criado en la cantera azulgrana.

El campeón acabó el torneo como lo empezó, enganchado al olfato de Suárez y justito de fuerzas tras un tramo de imponente superioridad sobre sus rivales en que mereció con creces los mejores elogios.

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