Prácticamente en ninguna fase final de una Eurocopa se había disfrutado de unas instalaciones tan novedosas y modernas como las que aportará Portugal, que, a falta de concluir las fases finales de algunas de las obras y de dar los últimos detalles, se puede decir que ha metido el primer gol.
El Comité Organizador aprovechó la celebración del sorteo de la fase final para mostrar a representantes de la prensa escrita europea el estado de la situación y exponer las virtudes de las nuevas instalaciones.
Dos de los estadios destacan por encima de los demás, La Luz de Lisboa y el Dragón de Oporto, que son dos nuevos 'templos' o 'catedrales' para el fútbol portugués, europeo y mundial.
Construidos al lado de los antiguos campos del Benfica y el Oporto, con aforos para 62 mil y 52 mil espectadores respectivamente, albergarán la final y la inauguración de la Eurocopa, entre otros encuentros.
Son, por así decirlo, los 'más estadios', los más impresionantes, con todo lo último posible para este tipo de instalaciones en todo tipo de aspectos, desde accesos, medidas de seguridad y hasta lujo.
El José Alvalade XXI, escenario de los partidos del Sporting de Lisboa, es el otro gran referente en cuanto a aforo (52 mil). También está construido junto al antiguo Alvalade y, como La Luz y el Dragón, es el otro que dispone de una habitación con césped artificial que sirve como zona de calentamiento.
Aquí se jugarán los interesantes partidos Portugal-España y Alemania-República Checa de la primera fase, un encuentro de cuartos de final y una semifinal.
El Alvalade XXI es una de las tres obras del arquitecto Tomás Taveira, un hombre que nunca deja indiferente a nadie, que también ha sido el encargado de los estadios de Aveiro (Municipal) y Leiria (Dr. Magalhaes Pessoa).
Los tres sobresalen a la vista por los colores, tanto en el exterior como en los graderíos, aunque en el caso del Alvalade no hay ningún asiento rojo por la rivalidad existente con el Benfica, y predomina el color verde (el del Sporting).
Asimismo, Portugal 2004 tiene otro símbolo, el del espectáculo arquitectónico, encarnado en el Municipal de Braga, que será inaugurado el próximo 30 de diciembre con un encuentro entre el conjunto local y el Celta de Vigo.
Obra del arquitecto Santo Moura, el estadio ha sido construido en la falda del Monte Castro, en una antigua cantera de granito, y tiene una capacidad para 30 mil espectadores. Una de las dos gradas (no tiene fondos) está apoyada en una ladera y hasta ya ha sido bautizado como "un diamante incrustado en la roca".
Es un estadio espectacular por poco habitual, por lo distinto, por lo novedoso, al contrario que los más futboleros de Guimaraes (Afonso Henriques), Bessa XXI (en Oporto), Coimbra (Municipal) y hasta Faro/Loulé (Algarve), si bien este último tiene unas cubiertas de los dos laterales también marcadas por el diseño, pues representan las velas de las carabelas portuguesas.
Entre los diez estadios la Eurocopa presenta una capacidad de 379 mil asientos. Algunos de ellos (para 30 mil personas) pueden tener un aforo algo reducido para determinados encuentros, pero todos ellos son instalaciones de primera magnitud, que, además, sirven como motor de dinamización de determinadas zonas de las ciudades.
Casi todos tienen anexos centros de negocios, lúdicos, comerciales y deportivos, que, en muchos casos, aún están en fase de construcción. Incluso, como en Coimbra o Leiria, lo más probable es que estas zonas no se terminen antes de la Eurocopa, aunque se parará y se preparará para que, en el aspecto exterior, esté en condiciones.
Portugal ha gastado mucho dinero, cerca de 600 millones de euros (97 proceden del presupuesto del Estado), y parece, según esta impresión a seis meses vista, que se ha invertido de manera acertada.
No obstante, algunos críticos apuntan que la mayoría de estas nuevas instalaciones se quedarán grandes para cuando termine el torneo europeo, puesto que las medias de afluencia de espectadores para los equipos es muy inferior.
