Un chepano en grandes ligas



Un desgaste en los ligamentos de su brazo derecho mermó su velocidad y acabó con su carrera. La recta de Carlos César Maldonado alcanzaba las 95 millas por hora, una habilidad que en 1990 le dio la oportunidad de convertirse en uno de los 55 panameños que han jugado en Grandes Ligas.

Su llegada fue directa de Chepo a los campos de entrenamiento en Estados Unidos, en una época en la que los latinos se estaban dando a conocer, donde las visas de trabajo estadounidenses eran contadas y en la que era un requisito para un pelotero pasar primero por República Dominicana para pulir sus cualidades.

El espigado lanzador chepano con su impresionante recta sostenida hasta de 95 millas por hora había sido firmado por los Reales para jugar en ligas menores, donde estuvo cuatro años antes de ser invitado a formar parte del equipo de Kansas City en 1990.

El 16 de septiembre de ese mismo año le tocó lanzar. El pitcher enfrentó a cuatro bateadores, uno de ellos casi le vuela la cabeza con un batazo de hit.

Esa noche en el Royals Stadium el lanzador de 23 años de edad y 6.2 pies de estatura entró en la séptima entrada y le hizo frente a Mark McLemore, a quien ponchó solo viéndola pasar. El siguiente bateador no lo olvida.

Recuerda que el segunda base Jerry Browne, de los Indios de Cleveland, le conectó un envío que le pasó muy cerca de la cabeza y casi le quita la gorra producto del rápido reflejo para evitar el contacto con la pelota.

Maldonado entró para reemplazar a Mark Davis y pudo lanzarle a cuatro Indios antes de ser sustituido por Jeff Montgomery en ese mismo inning del partido que ganaron los Reales 9 a 6. Le dieron un hit, le anotaron dos carreras y ponchó a uno.

El chepano venía de ser campeón en las ligas menores con la sucursal de los Reales, equipo que ya estaba eliminado para los playoff.

Su entrada al montículo le cambió la vida. Un estadio lleno lo asombró, la fanaticada asistía porque querían ver a Bo Jackson, George Brett, Bret Saberhagen y Bob Boone, algunos de los estelares de los Reales.

“Uno viene de un pueblito (Chepo) en donde hay muchas limitaciones y luego te encuentras con que tienes que buscar apartamento, el idioma, compartir cuentas con otros peloteros que no conoces y acoplarte a una ciudad”, dijo el ex grandes ligas. “La adaptación fue difícil, yo no fui un muchacho de la capital, yo venía del campo”, agregó.

“Cuando salí al terreno no sabía ni para dónde estaba el bullpen. Ese día llegué de ligas menores directo al estadio, ese mismo día lancé”, agregó.

Su carrera solo duró tres temporadas en las Grandes Ligas, en la que participó en 38 juegos, ganando dos partidos y perdiendo la misma cantidad. En 51 entradas, le conectaron 60 imparables, dos de ellos jonrones, con 28 ponches y 30 bases por bolas. Su porcentaje de carreras limpias quedó en 5.65.

Con los Reales jugó en 1990 y 1991, en los que solo intervino en nueve compromisos. Su molestia del brazo comenzó en 1993, cuando intentaba ganarse un puesto con los Cerveceros de Milwaukee. Sin embargo, se le agravó la campaña siguiente, cuando estuvo en los campos de entrenamiento de los Atléticos de Oakland, que lo querían como abridor.

A Maldonado se le gastaron los tendones del codo, una lesión que poco le ocurre a los lanzadores y que se soluciona con la operación Tommy John, que consiste en reemplazar los ligamentos por otros.

“Me operaron, pero no con la Tommy John. Después fui enviado por los Atléticos a las ligas menores, pero no me pude recuperar. Así terminó mi carrera en Estados Unidos, estaba frustrado”, destacó.

Cuando regresó de las Grandes Ligas lanzó para Chepo y formó parte de la selección de Panamá Metro en el torneo mayor, donde fue campeón en efectividad y salvados por dos años seguidos.

No olvida los llenos completos que se daban en el Juan Demóstenes Arosemena. “Allí tiré un no hit no run frente a Bocas del Toro en la década de los 80, cuando jugaba para Metro en la categoría juvenil”, asegura Maldonado, quien destaca que “ese partido fue el primero que se pasó por televisión”.

Su retiro de la pelota mayor llegó cinco años después (1999) y de inmediato trabajó por 10 años con la organización de los Astros de Houston como buscatalentos, antes de encaminarse a dirigir novenas de béisbol.

Este 2017 Maldonado logró la distinción de Director del Año por segundo año seguido, entrando a la historia de los campeonatos juveniles al hacerlo con dos equipos diferentes.

Ahora Maldonado tiene 50 años y asumió el reto esta temporada de dirigir a la novena de Panamá Este, en su estreno en los campeonatos juveniles.

Los Potros se convirtieron en el primer equipo de expansión que avanza a la siguiente fase en su debut, pese a que varios de sus peloteros le fueron vetados por no cumplir con el reglamento que le exigía que tenían que volver a jugar con su liga anterior.

Esta es su quinta temporada como director. Dos de ellas ha sido con Metro, dos más con Coclé en la mayor y una con Panamá Este, con que terminó 11-11 en la ronda regular.

LAS MÁS LEÍDAS