Desempleo endurecerá la campaña electoral en Alemania



BERLIN, Alemania (EFE). –El desempleo en Alemania superó en enero la dolorosa barrera sicológica de los cuatro millones de trabajadores, lo que además de suponer el mayor aumento en el primer mes del año desde 1997 cobra especial dramatismo en un año electoral como este.

Por si fuera poco, el presidente de la Oficina Federal de Empleo, Bernhard Jagoda, aprovechó ayer la publicación de las cifras correspondientes a enero para adelantar que para el mes en curso se espera un nuevo incremento.

Si bien Jagoda atribuyó el aumento a la debilidad económica y a factores estacionales (enero fue especialmente frío y nevado), para el gobierno del socialdemócrata Gerhard Schröder, esta nueva cifra, aunque esperada, supone un nuevo revés para la carrera electoral.

Aunque en las últimas semanas el canciller ha insistido en que esta cifra sigue estando en medio millón por debajo que en el último invierno de la era cristianodemócrata-liberal, la oposición conservadora no desaprovecha estos días ocasión para recordarle que su promesa electoral era reducir el desempleo a los 3.5 millones.

Por eso el candidato conservador a la Cancillería y jefe del gobierno regional de Baviera, Edmund Stoiber, eligió la publicación de los nuevos datos para iniciar una gira electoral por el este de Alemania, la zona económicamente más deprimida de Alemania, región en la que todavía cuenta con pocas simpatías.

En Neubrandenburg, la comarca con el mayor índice de desempleo de todo el país —por encima del 22%—, Stoiber prometió que, en caso de ganar las elecciones, se encargará de solucionar la crisis del mercado laboral.

La receta de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y la Unión Socialcristiana bávara (CSU), de la que Stoiber es presidente, se basa en flexibilizar el mercado laboral, desregulando las leyes laborales y permitiendo a los agentes sociales convenios menos rígidos.

“Los problemas del país no pueden solucionarse con los brazos cruzados sino trabajando duramente”, dijo el secretario general de la CDU, Laurenz Meyer, en una conferencia de prensa convocada expresamente para comentar la evolución del empleo.

Salvo algunas medidas como la de la subvención de los trabajos de poca remuneración o la mejora de la tramitación de empleos el gobierno de Schröder se mantiene en la tesitura de que no se alcanza nada con programas especiales y que hay que confiar en que mejore la coyuntura.

Sin embargo, es precisamente esta confianza en el funcionamiento del sistema establecido la que finalmente podría hacer fracasar la política de Schröder, quien cuando asumió el gobierno se presentó como modernizador pero que, según sus críticos, no ha tenido el valor de acometer reformas radicales.

En plena discusión sobre el inmovilismo del gobierno ha surgido además un escándalo en el seno de la Oficina Federal de Empleo, que ha servido a los críticos para demostrar el mal funcionamiento del sistema.

El Tribunal de Cuentas publicó un análisis en el que se revela que buena parte de las oficinas de empleo han estado manipulando sus estadísticas para mejorar sus índices de tramitación.

Según esta investigación, el índice de éxito de las oficinas de empleo a la hora de tramitar puestos de trabajo no es del 50%, como lo aseguran las estadísticas de ese organismo, sino del 18%.

El balance es especialmente nefasto, pues aunque viene de lejos, se produce en un momento en el que Schröder se había propuesto ampliar el número de funcionarios de las oficinas de empleo para agilizar la tramitación. El problema es que de nada servirá ampliar el capital humano si las tramitaciones son ficticias. Entre los empresarios de este país se han empezado, por eso, a escuchar voces que piden la privatización completa de las bolsas de trabajo.

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