La Asamblea Nacional francesa eliminó el “escudo fiscal” para el cobro de impuestos a los grandes patrimonios creado por el presidente Nicolas Sarkozy y criticado por la oposición como un símbolo de la injusticia.
La ley limitaba el monto de impuestos a cobrar a un máximo del 50% de los ingresos. Sarkozy esperaba fomentar las inversiones en Francia con la normativa.
La oposición criticaba la medida sin embargo como un “regalo fiscal” para los ricos.
La mujer más acaudalada de Francia y heredera del imperio L'Oreal, Liliane Bettencourt, recibió por ese concepto una devolución fiscal de 43 millones de dólares en 2008.
El ministro del Presupuesto, François Baroin, subrayó que la eliminación del “escudo fiscal” va acompañada de una subida del límite para el impuesto a los grandes patrimonios.
El gravamen se aplicará en el futuro a partir de los 1.8 millón de dólares. El actual límite está en los $1.1 millón.
Ello liberará del impuesto a grandes patrimonios a unos 300 mil contribuyentes. La oposición ve en eso un “nuevo regalo fiscal para ricos”, que costaría al Estado unos 2 mil 860 millones de dólares, según su estimación.
El impuesto “suspendido” gravaba la riqueza que poseían las personas con un patrimonio superior a los 170 mil dólares, ya excluidas hipotecas, deudas y las cargas de bienes y derechos, y en el cual computaban todos los bienes y derechos, excepto la vivienda habitual y el valor del negocio del que el contribuyente obtenía su ingreso principal.
En la UE solo mantienen el impuesto sobre patrimonio Francia y Suecia. En España, este tributo está transferido a las comunidades autónomas, por lo que el Estado tendrá que negociar una alternativa que compense la pérdida de recaudación.
