El agro necesita de sangre joven



Eduardo Carles, el nuevo ministro de Desarrollo Agropecuario, afronta el reto de lidiar y reducir la burocracia, mientras que trata de elevar el desempeño de un sector integrado por personas con mucha experiencia, pero de avanzada edad.

La edad promedio de quienes se mueven en el sector agrícola y productivo, tanto en el sector público como privado, supera los 55 años.

Con 29 días en el puesto, Carles debe atender una entidad a la que le redujeron el presupuesto anual.

El Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA) dispondrá en 2017 de 126 millones de dólares, que comparado con la partida de 2015 supone una baja de 16.3 millones de dólares.

Con respecto al presupuesto actual, la partida asignada para el próximo año es menor en 5 millones de dólares a la de 2016.

El MIDA, al margen de ser un ministerio que requiere de la mayor estabilidad, según los mismos productores, suele cambiar de titular en varias ocasiones durante una mismo mandato presidencial.

Previo a la designación de Carles, el puesto estuvo bajo la tutela de Jorge Arango. Carles, por su parte, tiene la expectativa de quedarse hasta 2019, teniendo como plan de trabajo una vara bien alta: consolidar políticas agropecuarias como la regulación de importaciones en época de cosecha local, aumentar la productividad, culminar la construcción de sistemas de riego y la conversión del Instituto Nacional de Agricultura en un centro de estudios superiores.

A sus 37 años. ¿Cómo reformaría la estructura de trabajo de la mayoría de los funcionarios del MIDA, que superan los 58 años?

La combinación de juventud y años de experiencia dará su fruto. Lo que sí hay que reforzar es la incorporación de la nueva generación. Panamá tiene una capacidad de extensionista que estaba dormida, simplemente porque no le interesaba el sector agropecuario. En los dos últimos años hemos visto cómo las generaciones más jóvenes se están interesando por el sector, porque se trata de la comida. El respeto se gana manteniendo la comunicación. Mi despacho es de puertas abiertas.

¿Qué no está dispuesto a tolerar?

La ineficiencia. Me baso en cronogramas de trabajo. Si se ha planificado hacer algo en una fecha, hay que entregarlo en esa fecha. Mi formación como ingeniero industrial me hace agilizar procesos y eso implica cambios de flujogramas internos y administrativos que se tienen que hacer para ayudar a destrabar un movimiento de un ministerio que es mucho más pesado que una dirección autónoma.

A su juicio, ¿cuál es el principal problema del sector agropecuario?

El desconocimiento de la situación actual del sector agropecuario del país. Hay que comprenderlo más para tomar decisiones. Antes, un ministro no se hablaba con el director del Instituto de Seguro Agropecuario o con el director del Banco de Desarrollo Agropecuario. Ese era el primer problema del sector que solucionó el doctor Arango.

¿ Cuáles son sus metas en los primeros 100 días de gestión?

Revisar los procesos administrativo y acelerar lo que más esté detenido en el pantano burocrático.

¿Qué hará con las importaciones en época de cosecha local?

Hacerlas responsablemente y respetando las decisiones de las cadenas agroalimentarias. Trabajaremos muy de la mano de la Aupsa (Autoridad Panameña de Seguridad Alimentaria).

¿Cuál es su compromiso para mejorar la situación del sector?

Hacer que aportemos más al producto interno bruto. Lo primero que se tiene que hacer es enrumbar esa mentalidad de que sí se puede y segundo comenzar un proceso de agroexportación para convertirnos en un país agroexportable.

¿Cuánto necesita el sector para que se reactive?

Es una combinación entre el aporte del sector privado y público. Anualmente se necesita de una inversión de 600 millones de dólares.

¿Qué tiene en contra?

Primero el tipo de economía del país, que es meramente de servicio. Segundo, el abandono mental que se tenía en los últimos 30 años.

¿Cómo trabajará con una cartera a la que le recortan el presupuesto?

El recorte de presupuesto solo es en el MIDA, porque a las siete instituciones que están bajo su paraguas se les ha duplicado. Esa sumatoria hace que tengamos un presupuesto para el sector bastante estable.

El recorte en el MIDA se dio por la baja ejecución en el sector de inversión en los últimos tres años.

¿Cuál es su meta a corto plazo?

Terminar la encuesta agrocomercial IMA 2016, para atender la oferta del país trabajar en el plan de reactivación de Chiriquí, acelerar los procesos de inversión que están abiertos, como la culminación de los 12 sistemas de riego y la conversión del Instituto Nacional de Agricultura, en un centro de estudios superiores.

¿Cómo atraer a los jóvenes para q ue se queden en el campo?

Realizando charlas en las escuelas y universidades sobre las ventajas de trabajar la tierra.

¿Qué proyectos retomará?

El proyecto insignia en los próximo tres años es el verdadero desarrollo del Instituto Nacional de Agricultura. Creo fielmente que es la base para que las nuevas generaciones no se alejen del campo.

¿Cómo hará para convencer a los que están abandonando el agro?

Apoyar al microproductor. Un extensionismo masivo de enseñarle al productor cuáles son las ventajas de invertir en el sector.

¿Qué pasará con el riego de Tonosí?

Tiene dos fases abiertas: la administrativa y la judicial. El tema administrativo se está manejando con el equipo de legal del MIDA. Se han realizado reuniones con la empresa y el próximo mes se tomará una decisión. Por ahora no hay un tema de reactivar la obra.

¿Qué lo haría renuncia?

Nada. Tener la experiencia de microempresario me ha enseñado a no dejar a nadie atrás y a aprovechar el potencial que tiene el país para exportar y ser un puente de alimentos para el mundo.

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