Los temores económicos asociados a la variante Ómicron se han empezado a materializar en el país.
Ya se registran restaurantes, lavanderías o salones de belleza con sucursales cerradas temporalmente o con horarios reducidos debido al contagio de empleados o al hecho de que han estado en contacto directo con alguna persona infectada con la Covid-19.
Lo mismo ocurre con departamentos completos en entidades públicas, prácticamente cerrados porque el personal está enfermo.
En el país ya se superaron los 55 mil casos activos.
El pico de la ola se dio este jueves y viernes, cuando en 48 horas se registraron 18 mil casos de Covid-19 en el país, lo que significa casi 100 mil personas más aisladas o en cuarentena, tuiteó el epidemiólogo Arturo Rebollón.
Composición del mercado laboral
1,744,387
personas ocupadas a octubre de 2021.
59%
trabajaba como empleado.
32.8%
por cuenta propia.
4.9%
es trabajador familiar.
3.1%
trabaja como patrono.
Esto es un problema enorme para una economía como la panameña, en donde el 70% de los empleos son presenciales, por lo que las posibles medidas de mitigación son limitadas comparadas con el impacto que tendrá sobre las empresas el confinamiento de 10 días para los casos positivos de Ómicron.
“Es un hecho que las cifras de contagios y aislamientos nos están obligando a hacer cierres temporales”, dijo Elisa Suárez de Gómez, presidenta de la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa (Apede), quien reconoce que ahora el problema es la falta de personal.
A principios de la pandemia, en 2020, el cierre de las actividades económicas fue un mandato del Gobierno que vio en el confinamiento la única forma de contener el virus, con lo cual la economía quedó herida de muerte. Ese año, el producto interno bruto cayó 17.9%.
Ahora, el problema es que no se puede mantener una operación al 100% porque el personal no está disponible. “Algunos restaurantes, por ejemplo, han tenido que reducir de dos a un solo turno de trabajo. Pero otros, con operaciones más pequeñas, simplemente han tenido que cerrar porque no tienen capacidad de maniobra”, dijo Domingo De Obaldía, presidente de la Asociación de Restaurantes de Panamá.
De Obaldía recuerda que ya venían de una situación crítica, con menos personal e intentando recuperarse de la caída en los ingresos en 2020 y 2021. Esperaban arrancar 2022 con cifras más optimistas, pero enero será peor que septiembre, el mes, históricamente, de menor facturación en la industria.
Suárez advierte de que todas las actividades que requieran mano de obra masiva experimentarían situaciones parecidas, como es el caso de las industrias con líneas de producción que funcionan todos los días del año; la construcción, que emplea a cientos de trabajadores en una obra; o los comercios, que necesitan de cientos de trabajadores para atender a los compradores.
Se trata de los mismos sectores que llevaron la peor parte al inicio de la pandemia, dijo René Quevedo, consultor empresarial y analista del mercado laboral.
A su juicio, el efecto económico de Ómicron vendrá por dos vías. Primero serán los 10 días de confinamiento en los casos positivos, lo cual tendrá un importante efecto sobre la fuerza laboral en las empresas.
El segundo impacto laboral de Ómicron será resultado del temor al contagio, el cual reducirá los niveles de movilidad y circulación de las personas, impactando así los niveles de consumo.
De Obaldia amplía en este tema, señalando que ya están percibiendo una contracción en el consumo que tiene su base en la incertidumbre que plantea Ómicron, pero que en realidad responde a un problema más profundo, que es el alto nivel de desempleo.
Antes de la pandemia (en agosto de 2019) habían 873 mil 750 trabajadores asalariados en la empresa privada, de acuerdo con la información del Instituto de Estadística y Censo.
De este total, 364 mil (42%) perdieron sus empleos en 2020 y a otros 284 mil (32%) se les suspendió el contrato.
En 2021, el país comenzó a reponerse, dijo Quevedo, pero la economía creció producto de las exportaciones de cobre y la revitalización del comercio internacional, que ha impactado positivamente los ingresos del Canal y la actividad de la Zona Libre de Colón.
Pero el sector interno se mantiene incierto.
La empresa privada recuperó 156 mil de los 364 mil empleos perdidos (43%) en 2020, mientras que de los 284 mil trabajadores con contratos suspendidos, 30 mil fueron desvinculados y otros 30 mil se mantenían con jornadas reducidas al 31 de diciembre de 2021.
El número de nuevos contratos laborales tramitados por el Ministerio de Trabajo en 2021 fue 42% inferior al de 2019, año en el que se crearon 52 mil empleos, todos informales.
La calidad del trabajo también se ha visto deteriorada.
Al cierre del año pasado habían 596 mil 049 personas que trabajan medio tiempo, cuando en agosto de 2019 sumaban 558 mil 394 trabajadores.
Además, hay 222 mil desocupados y 677 mil 875 empleos informales no agrícolas, es decir, aproximadamente 48 de cada 100 ocupados tuvo un empleo informal.
“Ómicron es una mala noticia para una economía cuya generación de empleo se encuentra en la sala de recobros”, dijo Quevedo.
