La revolución de Tesla



Esta semana se anunció que Tesla superó la barrera de los 100 mil millones de dólares en valor, superando a Volkswagen y ubicándose como la segunda fabricante de vehículos más valiosa que cotiza en bolsa, sólo por debajo de Toyota, que alcanza los 200 mil millones de dólares.

Para darnos una idea, Tesla tiene más valor que Ford y General Motors juntas a pesar de que apenas vende un poco más de 360 mil vehículos al año. Esto es poco en comparación con Volkswagen cuyas ventas superan los 10 millones de automóviles en todo el mundo, cifra similar a las ventas de Renault-Nissan y Toyota. General Motors por su parte vende cerca de 8 millones de vehículos y Ford 5.5 millones de unidades.

Entonces, ¿dónde se concentra el valor de Tesla y porqué los inversionistas apuestan a las visiones de Elon Musk?.

La respuesta a esta pregunta tiene varias consideraciones y; aunque no soy un experto en temas financieros, desde mi perspectiva sugiero cuatro: La tecnología detrás de Tesla, la aspiración de una gran parte del mercado de tener un Tesla, la fe en una promesa y el carisma de un líder revolucionario.

Pero vamos por partes, como decía Jack el destripador. La promesa de Musk de llevar a la industria automotriz a otro nivel puede estar cumpliéndose, particularmente por elementos asociados al diseño pero sobre todo por las baterías y los súper cargadores de Tesla, que suponen la gran diferencia respecto al resto de coches eléctricos, ya que ofrecen mayor autonomía y una capacidad de carga muy rápida y eficiente. En este aspecto uno supone que empresas como BMW, Renault y Mercedes; entre otras, tienen la tecnología para igualar a Tesla, si ya no lo han hecho.

Tesla aún no es rentable, pero la expectativa de sus éxitos a largo plazo le ofrece una gran ventaja en el mercado de valores. Estas expectativas se amparan en aspectos emocionales asociados a la marca, su conexión con el mercado y atributos cautivadores. La descripción que hace el analista de la industria Alexander Potter es clara: “Tesla no es sólo otra compañía, Tesla genera optimismo, libertad, desafío y una serie de otras emociones que, en nuestra opinión, otras compañías no pueden replicar”.

Entre las variables más importante para construir una marca está el liderazgo de su CEO y Elon Musk es un vivo ejemplo de dicha lógica. Este señor es un fenómeno de masas y tiene un carisma y una atracción similar a la que generó Steve Jobs. Puede atraer el mejor talento e inversionistas que compran su sueño, a pesar de que algunos analistas son pesimistas de la capacidad de la compañía para obtener beneficios y flujo de caja de forma constante.

En mis primeros años de carrera, por los años 90, trabajé para General Motors. En aquellos tiempos era una gran compañía global, líder e innovadora pero al igual que otras parece que perdió la magia o quizás llegó un nuevo mago, que inicia una nueva era con mejores trucos.

El autor es consultor en comunicación estratégica.

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