Aquí conocimos a doña Felicidad del Carmen Vásquez, una encantadora y amable señora oriunda de La Chorrera, quien llegó a este sector a la edad de 12 años, junto a sus padres.
Es una historiadora empírica que ha dedicado gran parte de su vida a recopilar información de Vista Alegre.
Con ella se encontraban las señoras Omayra Zúñiga y Guillermina Grenald de Alba. Omayra, hija de Apolonio Zúñiga, uno de los fundadores de la comunidad, es dirigente comunitaria y ha ocupado el cargo de corregidora. Actualmente es la representante de Vista Alegre; Guillermina es maestra jubilada. Su padre trabajó en la antigua Zona del Canal.
Historias Los terrenos que hoy se conocen como Vista Alegre, según cuentan los primeros pobladores del área, eran conocidos como "La Constancia". Fue Francisco Arias Paredes, dueño de muchas tierras del lugar, quien le diera el nombre al corregimiento, debido a que era vistoso, pintoresco, con abundantes árboles, ríos de cristalinas aguas y una hermosa llanura.
Eran pocas familias en estas tierras. Entre ellas se recuerda a los Quintero, De León, Zúñiga, Vásquez, Sánchez, Robinson, Arrieta, Ortega, González, Grenald, Pineda, Campos y Liperos, entre otros.
Vista Alegre era un poblado dividido por un camino de tierra, lo que es la ruta vieja de la Vía Panamericana. De un lado vivían personas en su mayoría inmigrantes que trabajaban en la llamada Zona del Canal.
La mayoría de las casas estaba construida sobre pilotes. Eran parecidas a las del área canalera; y del otro lado vivían campesinos. Las viviendas tenían techo de pencas, paredes de caña brava y piso de tierra.
A pesar de las diferencias culturales se integraron en una sola comunidad, donde todos se preocupaban el uno por el otro.
Doña Felicidad, Omayra y Guillermina recuerdan con melancolía la exuberante vegetación de la época, donde abundaban los guayacanes, los nances, el jobo y el caobo; en donde la capisucia no dejaba de cantar, la torcaza y el faisán anidaban. Era muy común ver ñeques, gatosolos, iguanas y el conejo pintado.
Cuando éramos niñas -recuerda Omayra- lo que más nos gustaba era ir a jugar al río.
Carmen nos dice que muchos de sus moradores trabajaban en la porqueriza Taisa, propiedad de la familia Arango, y en una lechería de Roberto Díaz, quien era para esos tiempos diputado de la Asamblea Nacional.
No contaban con medios de transporte, hasta que la familia Liperos se hizo de una pequeña chiva y con ella empezaron a servirle a la comunidad.
La educación fue una de las primeras preocupaciones de sus moradores. La iniciaron en una casa particular, propiedad de la señora Inés Montero, su primera maestra y directora. "Allí se impartían las clases a todos los que querían estudiar", señala doña Carmen.
Tampoco contaban con un lugar donde rezar. Sin embargo, cuando la comunidad empezó a crecer, con el esfuerzo de todos y con la ayuda del señor José Rodríguez, presidente de los moradores, lograron construir una pequeña capilla de barro y consiguieron una imagen de la Virgen del Perpetuo Socorro.
Cuando Agustín Arango -quien tenía una casa en la comunidad- se enteró de que en Vista Alegre no tenían escuela ni iglesia, habló con doña Agripina Márquez de Arias, dueña de muchas de las tierras del lugar. El resultado de la conversación fue la donación de los terrenos para la construcción de estos recintos.
Se edificó primero la iglesia, que lleva el nombre del Perpetuo Socorro. No obstante, para construir la escuela fue necesario que la señora Isabel Rodríguez -quien era la presidenta del Club de Padres de Familia- encabezara una comitiva para solicitar a las autoridades nacionales de educación los materiales necesarios para desarrollar este proyecto.
Con mano de obra de la comunidad se construyó la escuela, que fue inaugurada el 19 de abril de 1941, con el nombre de Roberto Francisco Chiari.
Llegó el progreso Según Omayra y Guillermina, con la pavimentación de la carretera vinieron las mejoras y la comunidad empezó a prosperar. Llegó la luz eléctrica y se instaló el acueducto para dotar de agua potable a la población.
Carmen recuerda que fue José Trevia quien tuvo la idea de convertir a Vista Alegre en un corregimiento. Hizo las gestiones en el Consejo Municipal de Arraiján y logró su objetivo el 20 de febrero de 1929. Trevia fue escogido como su primer concejal.
Vista Alegre se ha convertido en el principal y más próspero de los corregimientos del distrito de Arraiján. Con la construcción del Puerto de Vacamonte y la autopista Arraiján-La Chorrera, Vista Alegre logró una posición ventajosa que influyó en el desarrollo del pueblo.
Hoy cuenta con centros de salud, correos, hospitales, centros comerciales y un buen servicio de transporte público.
Guillermina con mucho orgullo comenta que por esfuerzo de la comunidad, la escuela Gabriela Mistral cuenta con un plan de intercambio cultural con colegios extranjeros de la Florida, Alemania, China y otros países de Europa.
"Nos sentimos tan orgullosos de nuestra tierra, que como profesionales preferimos trabajar en Vista Alegre que en la ciudad", señala Guillermina.
En las últimas décadas han prosperado las nuevas barriadas. Con ellas llegaron nuevos pobladores tanto de la ciudad como del interior de la república.
Según estas tres damas, la llegada de los nuevos moradores de Vista Alegre -a pesar de traer otras costumbres- no representa una incomodidad para los viejos residentes, ya que han logrado converger como una sola comunidad.
