En el marco de XIII Encuentro Internacional de Virtual Educa, se desarrolló en la ciudad de Panamá la II Mesa Didáctica de Lingüística Aplicada, del 18 al 22 de junio, mediante seminarios-taller que permitieron el diálogo constante y fluido con los 300 docentes que asistieron desde distintos lugares del país y que conforman la Red Nacional de Docentes de Español.
Desarrollamos con ellos los módulos correspondientes a las nuevas normas gramaticales y ortográficas. Esa riquísima interacción reveló que, si bien los profesores reconocen sus carencias en el ámbito de la gramática y de la normativa lingüística española, y las manifiestan a través de interesantes preguntas, los mueve el poderoso motor de la voluntad para perfeccionarse, para sostener valores muy altos, para no claudicar, para no ser tentados por el facilismo, para no abandonar los sueños que signaron su carrera, para pelear en el buen sentido del vocablo y seguir, seguir sin descuidar el crecimiento interior, sin perder el equilibrio en que se funda la medida y, sobre todo, sin traicionar la ética que dignifica y prestigia cualquier actividad. Quieren saber más para que sus alumnos –niños y jóvenes– sepan también más y mejor. Esa auténtica voluntad de progreso intelectual y pedagógico es muy loable y debe encauzarse mediante cursos de capacitación y de perfeccionamiento, es decir, los docentes necesitan, como otros profesionales que asumen con responsabilidad su labor, formación continua y la reclaman de manera unánime. Merecen ser escuchados. Además, deben saber analizar las últimas publicaciones académicas y ser entrenados en el uso de la bibliografía adecuada para que los contenidos actuales, muy fundamentados, no excedan los límites del nivel educativo en el que están actuando. El Diccionario esencial de la lengua española, el Diccionario práctico del estudiante, el Diccionario de sinónimos y antónimos, la Nueva gramática básica y la Ortografía básica no pueden faltar en la biblioteca del aula.
Decía san Juan de la Cruz que para llegar donde no estamos tendremos que avanzar por donde no vamos. Hermosa lección que enseña a buscar el camino correcto poniendo los dones intelectuales que regala Dios al servicio del amor para llegar a la meta deseada.
Enseñar significa reconocer errores, estudiar cada día más, aprender siempre, consagrarse a una gran vocación de servicio y ser fiel a ella, pero también crear con gran generosidad el ambiente de estímulo para que el aprendizaje fructifique. Enseñar es abrazar la vida con el alma del corazón. Compartimos bellísimas e inolvidables horas con los docentes panameños, quienes nos demostraron con gran humildad que se predica con el ejemplo, que, cuando se quiere, se puede, y ellos quieren y pueden desde las entrañas porque, aunque la perfección está muy lejos de todo ser humano, se la exigen con esfuerzo, verdad, pasión por el trabajo que los ennoblece y motivación perseverante. Nuestra admiración, para todos.
