El tiempo, verdugo inexorable que a todos nos alcanza, le llegó a un viejo palacete que clamaba por morir antes que sucumbir en el olvido y abandono.
Sin embargo, con él se van los recuerdos del comienzo republicano de Panamá y sus glorias, como los encantos de la época estudiantil que también anidaron en él.-
Se trata del muy maltratado edificio El Casino, ubicado en la estratégica esquina del final de la Avenida Central y la Calle Corozal, en el corregimiento de Calidonia, cuyo estado físico no es ni la sombra del majestuoso edificio que construyera el ex presidente Domingo Díaz Arosemena, entre 1913 y 1914.
Estratégico, porque quedaba al final de la pequeña ciudad de Panamá, lo que era perfecto para sus propósitos originales de recrear a políticos y altos personajes de la época que nos visitaban. Lo atendían bellas y cultas damiselas de origen europeo.
De acuerdo con las fuentes consultadas, El Casino inicialmente era un centro de diversión refinado, de tres plantas, que reflejaba la arquitectura francesa en boga en ese tiempo. Sus columnas concluían en capiteles griegos; sus escaleras y balcones internos, de hierro forjado.
Contaba con dos entradas frontales y dos laterales, con sus respectivas escalinatas. La balconería estaba sustentada por grandes columnas orientadas a los cuatro puntos cardinales. En cada piso, así como en la terraza superior, grandes lámparas iluminaban los pasillos.
Un anuncio publicado en el libro Panamá 1915, el cual circuló por toda América, muestra la foto imponente de El Casino, y dice de él: Este suntuoso edificio, el mejor al sur de Estados Unidos, cuenta con un hermoso salón de baile, cantina bien provista, billares y parque para juegos atléticos. Excelente orquesta todas las noches.
En la parte trasera, contaba con amplios jardines adornados con estatuas de diosas griegas desnudas.
Hacia 1926, con la construcción de los edificios de La Exposición, se transformó en el Hotel Bella Vista, cuya mayor ventaja, y así se anunciaba en los diarios, era que estaba a una cuadra del Hospital El Panamá (privado), y muy cerca del balneario o playa Bella Vista.
En la década de los 60, antes que decayera el Hospital El Panamá, dejó de funcionar el hotel y, ya un tanto descuidado, El Casino albergó a la escuela primaria Josefina Tapia y luego, al Instituto Justo Arosemena (IJA), por los siguientes 40 años. Aunque luego el IJA construyó una moderna sede en la Vía Israel, allí siguió operando el IJA Nocturno hasta diciembre del 2001.
De acuerdo con el administrador de bienes raíces, Roberto Nicholson, los herederos de don Domingo Díaz Arosemena han intentado venderlo al Estado para su conservación y restauración, pero ninguna autoridad se ha interesado.
Nicholson recuerda que el año pasado le escribió a la presidenta Mireya Moscoso y al entonces ministro de Gobierno y Justicia, Winston Spadafora, para interesarlos en preservarlos, pero a la fecha nadie ha respondido. De ahí que sus propietarios, los herederos de don Domingo Díaz Arosemena, hayan optado por demolerlo para rematar el terreno.
La superficie total es de 2 mil 151 metros cuadrados y su precio inicial, que era de 600 mil dólares, se ha reconsiderado y bajado a 400 mil dólares.
Debido a que el edificio no está dentro del Casco Antiguo de la Ciudad, no cuenta con la protección de la Dirección de Patrimonio Histórico. Una fuente de la Dirección de Obras y Construcciones del Municipio de Panamá explicó que esta condición permite a sus dueños disponer del inmueble como lo estimen conveniente.
Ya le han desmantelado el techo y pronto lo harán con sus paredes y pisos, para luego tirar la mampostería.
Al ser un hecho público y notorio que la cuadrilla de demolición ha entrado en funciones, cabe preguntarse ¿dónde ha quedado la sensibilidad que por la historia y la cultura tenemos los panameños, de preservar una reliquia de la época republicana que, bien restaurada, podría constituirse en un museo o albergar una institución cultural?

