El ojo de la aguja

En la religión cristiana hay varias interpretaciones de la metáfora adjudicada a Jesucristo. Algunos consideran la expresión "ojo de la aguja" como un término que denota una puerta en Jerusalén tan pequeña, que un camello podía pasar por ella solo tras haberse despojado de su carga y colocado de rodillas.

Otros han dicho que san Jerónimo, traductor del texto, interpretó la palabra kamelos como camello, cuando en realidad en griego kamelos es una soga gruesa con la que se amarran los barcos a los muelles. Por lo tanto, esta frase hiperbólica debe interpretarse como que "es más fácil que una cuerda pase por el ojo de una aguja y no que un rico entre en el cielo". Lo que sucede es que Mateo no escribió en griego, sino en lengua hebrea; mejor dicho, en siríaca, que era una mezcla de la hebrea con la caldea, que usaban entonces los judíos.

Hace miles de años había en Jerusalén una ley que prohibía, después de la puesta del sol, la entrada de los camellos que iban cargados. Para garantizar el cumplimiento de esta ley, de noche sólo permanecían abiertos los portales pequeños y más bajos, llamados "ojos de aguja". Los camellos solo conseguían pasar por esos portales de rodillas. Si estaban cargados, no podían arrodillarse para pasar por "el ojo de la aguja". Tenían que dejar la carga del lado de afuera. Lo de los portales, me consta. Todavía están allí.

Los árabes también le han dado su interpretación a lo del ojo de la aguja. Por ejemplo, en Tánger, Marruecos, las casas a menudo son más pequeñas que el ojo de una aguja. Por eso el buen musulmán se priva del placer de tener una segunda esposa, porque ¿cómo va a meter en casa al camello?

Los anticlericales sostienen que siempre ha habido una estrecha relación entre el clero (la Iglesia) y los grupos dominantes y que Mateo, primero en escribir el Evangelio ocho años después de la muerte de Jesús, era cobrador de impuestos, por eso no quiso entrar en contradicciones; por tal razón, en el ejemplo del "ojo de la aguja" los teólogos se han esforzado en probar que se trataba de hacer pasar un camello por el ojo de la aguja; pero que el ojo de la aguja es una de las puertas de Jerusalén y que el camello no es tal, sino una cuerda, con lo que resulta que los ricos pueden seguir durmiendo tranquilamente, pues su entrada en el cielo es tan sencilla como hacer pasar una cuerda por una puerta de Jerusalén.

No sé cuál de estas interpretaciones les parece a ustedes más coherente: si es el camello o la cuerda la que pasa por el ojo de la aguja; si ese ojo de la aguja es una puerta o si el rico entra o no en el reino de los cielos.

Lo único que espero es el día en que por las puertas de los centros de rehabilitación de La Joya, La Joyita, Tinajitas y El Renacer pasen los que ilícitamente se han enriquecido, los que explotan "sin misericordia" a los trabajadores, los que se distribuyeron los afudólares, los que cobran un porcentaje de los cheques pagados a los funcionarios nombrados en la Asamblea, los que no hacen declaraciones juradas de renta antes ni después de participar en la administración pública, los que se repartieron y reparten los bienes revertidos. Definitivamente que todos ellos no estarán en el reino de los cielos.

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