Ha surgido una interesante discusión pública sobre la pertinencia o no de la construcción de una playa artificial en la bahía de Panamá. Esto es el proyecto insignia del alcalde Fábrega, estimado por un monto de inversión en el orden de 120 millones de balboas. Estos recursos son de los fondos de descentralización que se conciben para ser invertidos en beneficio de la comuna capitalina. El alcalde justifica dicha inversión, bajo una estrategia de recuperación de espacios públicos.
Para entender sobre la pertinencia o no de la playa, es importante conocer algunos antecedentes importantes, como también responder otras preguntas que surgen del escrutinio.
La pasada administración alcaldicia instaló por primera vez la Dirección de Planificación Urbana. Esta instancia técnica tuvo, entre otras tareas, convocar y concertar a las instituciones públicas y privadas con competencias territoriales en el distrito para discutir el Plan Estratégico Distrital (PED) y el Plan de Ordenamiento Territorial (POT). Estos dos productos tendrían como objetivo evaluar, analizar y proponer –con una visión a futuro- bajo criterios de sostenibilidad ambiental, social y territorial, las principales acciones y proyectos destinados a propiciar el bienestar colectivo a la población del distrito capital. Posteriormente, estos dos instrumentos fueron validados por el Consejo Municipal como parte de un ejercicio político. Lo anterior significa que se desarrolló un instrumento de planificación territorial, con recursos públicos, que tiene como objetivo enfrentar a mediano y largo plazo el desarrollo del más importante distrito del país. Un ejercicio técnico, validado por la instancia política de la Alcaldía.
Uno de los problemas ambientales de escala regional en la ciudad es la calidad de las aguas de la bahía de Panamá. Para enfrentar lo anterior, se invirtió y se ejecuta un millonario proyecto que tiene como objetivo mejorar la calidad de las aguas lacustres y costeras, escenario geográfico de la playa artificial del alcalde. Información pública y notoria divulgada en Capital Financiero, habla de la calidad de agua y los monitoreos del proyecto; nos dice: “ahora bien, la tendencia indica menor calidad en aguas más cercanas al litoral, en el área del Canal y la zona asociada a la desembocadura del río Matasnillo”. Consorcio Infraeco-Denga-CPD Ciencias EES International (abril, 2018). En el lugar de la playa artificial, la calidad de agua no es buena. Pregunta entonces obligada: ¿será el agua de la playa artificial apta para las actividades recreativas? Lo dudo.
El problema de los desechos sólidos, principalmente plásticos, es una de las amenazas ambientales más importantes ¿Cuánta basura reportó las jornadas de limpiezas de playas en Panamá? Fuentes informaron que 65.5 toneladas de basura fueron colectadas de las playas de la bahía, de la cual 83% correspondió a la capital. La playa artificial en la bahía será el repositorio de parte de las 41 toneladas de basura que traen los ríos y flotan en la bahía. La pregunta obligatoria entonces: ¿es prudente invertir 120 millones de balboas en una playa que no existe, cuyas aguas no serán aptas para actividades recreativas y sobre las cuales, además, será el destino de parte de las 41 toneladas de basura que flotan en ríos y aguas de la Bahía de Panamá? Yo creo que hay que pensar un poco más allá.
¿Cuáles son las prioridades de inversión en el distrito capital? El ejercicio de planificación también respondió: “el principal problema que enfrenta el área metropolitana de Panamá y el distrito de Panamá es la carencia de espacios públicos urbanos, en la forma de parques, plazas y aceras. En general, las áreas construidas están dominadas por las edificaciones y calles, y hay pocos espacios de ocio, recreación o desahogo”. En este aspecto, el alcalde Fábrega coincide con los hallazgos anteriores pero con la diferencia que el tema de costas y playas nunca apareció en el diagnóstico ni en el análisis de prioridades o proyectos de inversión. El diagnóstico determinó lo que ya sabemos: “gran parte de las áreas verdes que existen en la ciudad, no tienen calidad y vitalidad urbana; es decir, no presentan usos y actividades claras para sus ciudadanos, además abundan las áreas verdes sin uso y residuales, principalmente aquéllas vinculadas a los cauces de los ríos que cruzan la ciudad que pueden surgir como espacios de oportunidad para la estructuración de una verdadera red de espacios verdes y abiertos, que actualmente son fragmentos y sin identidad”.
El instrumento de planificación, en su desarrollo, avanzó en una propuesta de crear un Sistema de Espacios Abiertos (SEA) el cual los clasifica en tres grupos o escalas dentro del territorio. Un primero, por el conjunto de áreas naturales protegidas; un segundo, focalizado en los parques y espacios públicos urbanos, y un tercero – principal apuesta del ejercicio de planificación– dirigido a crear y consolidar la necesaria conectividad en/entre los dos primeros. En ello se incluyen veredas y aceras. Esta es realmente la estrategia de recuperación de espacios públicos.
Una ciudad de Panamá con parques lineales recuperados en las riberas de ríos, articulados a la trama urbana con aceras seguras que permitan al ciudadano recuperar y gozar de los espacios públicos, nos parece una acción más acertada en contrapunto con generar otro espacio que no existe y el cual no reunirá las condiciones ambientales y sanitarias para el goce de la ciudadanía.
Señor alcalde, que la playa que no existe no sea un capricho. Tiene en sus manos la oportunidad de dejar un legado importante para la ciudad, dando fortaleza a los procesos de planificación en marcha y robusteciendo la institucionalidad que usted, además, tiene el honor de representar.
El autor es ingeniero civil
