Como diría un antiguo profesor cuando me dictaba clase de licenciatura, "en palabras pobres", y es que de esta manera me referiré al tema de las "celdas de lujo", que ha causado pánico y despido, en las últimas dos semanas.
La pena de prisión es la consecuencia del delito, es decir, por ejemplo, el que roba, estafa, etc., se hace acreedor de un tiempo determinado en prisión, por incumplir lo que se le dijo que no deberían hacer, es decir, el ser humano puede hacer todo lo que quiere, menos lo que la ley le prohíbe.
El Estado aísla al ser humano con el propósito de educarlo, rehabilitarlo, para que cambie de actitud. Una vez se logra este objetivo se reincorpora a la sociedad como un hombre o mujer de bien, transformándose en un ser productivo, de manera que no sea una carga para la sociedad... ese es el fin de la pena.
Pero con el respeto que me caracteriza y sin que nadie se sienta ofendido, existe un desconocimiento de la amplitud del tema de la "rehabilitación". Estar detenido no significa vivir en un lugar insalubre, expuestos a enfermedades, como un castigo por su conducta.
Traigo esto a colación, porque para algunas personas lo sucedido no debe ser, porque se trata de un lujo. Quiero aclarar que no conozco a nadie de los involucrados ni tampoco es una defensa a favor de nadie, hablo como una ciudadana común y corriente que lucha por el respeto y la dignidad del ser humano. Todas las cárceles de este país deben tener baños decentes, limpios, centros informáticos, para que los detenidos (as) aprendan a usarlos, esto no es lujo; la limpieza, la educación no es lujo, es una obligación en un verdadero proceso de rehabilitación.
Desconozco los pormenores del caso y no me interesa conocerlos; si hubo dinero, si el mayor, el asesor, o el director del penal sabían de la situación, también lo desconozco.
No obstante, lo sucedido debe servir de reflexión. Se debe flexibilizar el acceso a las cárceles de este tipo de tecnología. Estoy casi segura, y sin temor a equivocarme, que el 70% de los detenidos de este país no ha tenido en su vida el acceso a una computadora, y que ni siquiera sabe prenderla. Esto es consecuencia de la desigualdad económica y social de los detenidos, gracias a la mala distribución de la riqueza que aqueja a nuestros pueblos latinoamericanos.
Pienso que en Panamá las cosas empiezan a cambiar y tengo la esperanza de que todo será mucho mejor; la sociedad exige seguridad y tranquilidad, para ello requerimos de una verdadera política criminal que funcione y que no quede plasmada solo en papel.
La educación es parte de ese proceso de rehabilitación, por lo tanto, se le debe permitir este tipo de tecnología a los reclusos, porque estamos viviendo en la era tecnológica en este mundo globalizado que exige tanto y que al no poseer estos conocimientos, el ser humano queda rezagado aun más.
Todo aquél que tenga la facilidad de que un familiar, un amigo, un vecino le preste una computadora, no veo el inconveniente para que la utilice.
Mientras nos detengamos en situaciones como estas, no creo que exista madurez para afrontar un proceso de rehabilitación... ¡horror, pavor, una computadora, una impresora, una celda pintada, no lo podemos permitir, despido, procesos penales para quien lo permitió, a lo mejor algo turbio se dio!... por favor, señores, dejemos esa mentalidad arcaica, retrógrada, alarmémonos por cosas valederas como el aumento de la canasta básica, porque un niño se fue a la escuela sin bocado de pan, porque un niño o un joven abandone la escuela por falta de recursos económicos, porque nos quieren quitar el domingo de descanso para no pagarlo doble... esas sí son causas de alarma social.
No sé quién permitió la entrada de la computadora a este centro penitenciario, pero lo felicito, porque gracias a su actitud se ha originado un debate que va más allá de un privilegio, no importa quién sea, si es Juan o Pedro, pero todo el que se encuentra detenido tiene derecho y no se le debe prohibir el uso de tecnología como medio educativo que todos los panameños y panameñas debemos poseer para afrontar a este mundo tan competitivo que exige tanto.
Espero que esto nos sirva de reflexión, y pido disculpas al que se sienta aludido o incómodo por este tema.