El perico ligero (oso perezoso) es un animal nocturno que pasa toda su vida en su medio ambiente de los árboles y nunca los deja, sólo por fuerza mayor o accidente. Pasa de árbol a árbol con gran agilidad y también es un buen nadador que a veces nada largas distancias para pasar de árbol a árbol. El perico ligero recién nacido tiene garras pequeñas, las cuales usa para sujetarse a la barriga de su madre, poco después del nacimiento. Permanece sujeto a su madre por nueve meses, después de los cuales es forzado a valerse por sí mismo y llega a pesar de nueve a 20 libras.
Los pericos ligeros de la actualidad son de géneros de dos y tres dedos en los miembros anteriores, todos provistos de garras muy fuertes, y habitan los bosques tropicales de Centro y Sur América. Durante el Cenozoico habitaron en América algunas especies de pericos ligeros gigantescos, como el megaterio, que medía casi seis metros de largo y convivió con el hombre primitivo de América. En su medio ambiente, el perico ligero de nuestros bosques ha existido más tiempo en este planeta que el hombre.
Pero cuando el perico ligero cae al suelo, o tiene que bajar al suelo para cruzar una carretera, sobre todo si es de día, está totalmente fuera de su medio ambiente y se convierte en el mamífero más lento del mundo. Sus brazos muy largos y sus patas traseras muy cortas, le hacen tocar el suelo con su panza. Las largas garras de sus cuatro extremidades son las que apoya sobre el suelo, teniendo que halarse con sus garras delanteras para arrastrarse, con gran dificultad, lentitud y dolor. El perico ligero está totalmente fuera de su ambiente sobre el suelo.
Igualmente lo estará el tren ligero, si sale del medio ambiente de su ordenado bosque de París, para tener que arrastrarse en el suelo de Panamá, donde nuestro desorganizado sistema de transporte lo haría comportarse como un verdadero tren perico ligero, aunque el Gobierno subsidie la mitad del costo de su servicio. El medio ambiente del transporte en Panamá no puede ser amistoso a los usuarios y a los operarios, mientras no se corrija la ley de la selva que lo norma, por más préstamos que se otorguen para rehabilitar buses, por más buses nuevos que se pongan en servicio o por más trenes perico ligero que se subsidien.
En Francia, los taxis llevan a los pasajeros a cualquier destino, cobrándoles lo que el taxímetro registra. Los pasajeros suben a los taxis en las márgenes de las calles donde los taxis se estacionan brevemente a esperar, por turno, a sus pasajeros, o los pasajeros lo hacen para esperar sus taxis. Allí solo buses y taxis en buenas condiciones mecánicas pueden operar.
Los conductores de los buses trabajan por salario y deben cumplir un horario. No tienen que manejar a gran velocidad, y tratar de pasarse los unos a los otros para pelear por los pasajeros y así pagar una cuota de alquiler por turno, y sacar algunos dólares por encima de la cuota para poder comer. En Francia los buses y los taxis tienen seguro para daños a la propiedad ajena, seguro de responsabilidad civil para los pasajeros y seguro de accidentes para los conductores. También todos los conductores de buses y taxis están cubiertos por la seguridad social.
En estos días en que los inspectores del Seguro Social están verificando, como deben hacerlo, que hasta las más pequeñas empresas comerciales cumplan con su obligación con el Seguro Social, sería también conveniente percatarnos de que los conductores de taxis y buses también son ciudadanos y que también tienen derecho a ser amparados por la seguridad social y recibir sus beneficios de atención médica y jubilación.
Si el tren ligero francés tiene que operar en el desorganizado medio ambiente del transporte público que actualmente tenemos en Panamá, se movería con la misma rapidez que lo hace el perico ligero cuando tiene que arrastrarse, fuera de su ambiente, por el suelo, y se convertiría en un verdadero tren perico ligero.
El autor es ex ministro de Comercio e Industrias
