El presidente de México, Enrique Peña Nieto, se vio forzado a hacer un acto de contrición la semana pasada; el viernes ante el Congreso y el sábado en el Palacio Nacional, ante todo su gabinete y cientos de invitados. En ambas citas tuvo que reconocer que no logró cumplir a cabalidad las reformas estructurales para que México alcance el desarrollo y el crecimiento que merece; y que no pudo llevar paz a los ciudadanos porque la criminalidad lo sobrepasó.
A poco menos de un año para las elecciones presidenciales —julio de 2018—, a las que su partido llega en los últimos lugares de las preferencias, según las encuestas, Peña Nieto defendió su legado. “Es verdad, no hemos alcanzado los niveles de desarrollo y potencial que deseamos, pero México está hoy mejor que hace cinco años”, afirmó en su informe Estado de la Nación, en el que destacó avances en reforma educativa y proyectos de infraestructura .
“Y lo más importante es que hemos sentado las bases para que en cinco años estemos mejor que hoy”, agregó el presidente, vestido con un sobrio traje oscuro y la banda presidencial tricolor en el pecho.
“Aún persisten importantes desafíos, como los pendientes en seguridad”, reconoció el presidente al rendir su informe ante el Congreso. “Recuperar la seguridad es la más alta exigencia de la sociedad y la más alta prioridad del Gobierno”, agregó al día siguiente.
La crisis en seguridad también ha significado que se perpetúe el cuestionado despliegue militar en las calles que heredó de su antecesor, Felipe Calderón (2006-2012).
Esta estrategia militar generó una ola de violencia que dejó más de 100 mil muertos en todo el sexenio de Calderón, mientras que en los primeros cinco años de Peña Nieto ya suman 87 mil 713, según cifras oficiales que no especifican cuántos de esos muertos son víctimas del crimen organizado.
Al referirse al tema el sábado, Peña Nieto reconoció que existe un retroceso —con junio de 2017 como uno de los meses más violentos en las últimas décadas— y dijo que la responsabilidad también cae sobre las autoridades locales.
“Entre 2012 y 2015 se redujo la tasa de homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes (...), sin embargo ese resultado se ha revertido, tenemos mucho por hacer”, dijo el mandatario.
Al mandato de Peña Nieto también lo ha afectado la cercanía de sus copartidarios con la corrupción. Su partido se manchó por escándalos como el del exgobernador de Veracruz Javier Duarte, quien está en prisión bajo cargos de delincuencia organizada y operaciones con recursos ilícitos. También toca al exdirector de la estatal Pemex Emilio Lozoya, quien habría recibido sobornos para favorecer a la constructora brasileña Odebrecht, según el diario brasileño O Globo.
El propio presidente también fue señalado por el caso conocido como Casa Blanca, una millonaria mansión adquirida por su esposa a un contratista del Gobierno.
Frente a esas críticas, Peña Nieto dijo el sábado que “quienes han sido denunciados como presuntos responsables de actos de corrupción están siendo investigados y procesados por las instituciones correspondientes sin importar su filiación partidista ni la posición que hayan ocupado”.
También defendió su postura ante la administración del presidente estadounidense, Donald Trump, el mayor socio comercial del país. “Se tiene que basar en principios irrenunciables como la soberanía y la defensa del interés nacional”, alegó.
Sus palabras tienen lugar en medio de la segunda ronda de negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que es revisado a iniciativa de Trump, quien lo considera el peor acuerdo jamás firmado por su país. “No aceptaremos nada que vaya en contra de nuestra dignidad como nación”, resumió, provocando una ovación de pie.
Al cierre de su mensaje, el presidente se refirió al proceso electoral de 2018, para el que su partido aún no define candidato. “Ofrecerá un espacio para la discusión y confrontación de ideas y proyectos, no hay que olvidar que la política es la única vía para concretar cambios duraderos”, aseguró.
