Luis Ramón Fábrega, presidente de la Corte Suprema de Justicia, se desahogó en la Comisión de Presupuesto de la Asamblea Nacional el pasado miércoles 3 de marzo.
Ese día, Fábrega sustentó un traslado de partida por $833 mil para pagar alquileres de oficinas, y respondió preguntas del diputado independiente Juan Diego Vásquez, sobre la carrera judicial y el sistema penal acusatorio (SPA), entre otros. El magistrado aprovechó para quejarse de los tiempos del SPA, e incluso habló de las viejas mañas de algunos jueces.
Del SPA, recordó que al principio los procesos se celebraban en tres días; después en tres semanas, y ahora se dilatan hasta tres años. Este hecho, explicó, se agrava por la falta de jueces (hay 11 jueces por cada 100 mil habitantes) y porque con la pandemia se suspendieron términos judiciales y se restringieron audiencias.
Destacó el programa de liquidación de los casos (del inquisitivo al SPA) y aquí aprovechó para contar que muchos jueces se rehusaban a migrar al SPA, porque “preferían quedarse con sus reinos: los juzgados”. Aseguró que habían juzgados que en papel decían que tenían 500 procesos y cuando observaban con atención, solo tenían 60 vigentes; en los procesos restantes, nunca habían notificado a nadie. “Los que más se demoraban eran los que más críticas tenían en la opinión pública”, apuntó.
Habló del programa de descongestión, otro “anquilosado” fenómeno del sistema. Dijo que una vez llegó a un tribunal y la oficina estaba cerrada. Pidió que buscaran la llave y una vez dentro, observó que era un depósito lleno de expedientes. El pidió que ordenaran todo en un archivo, pues eso generaba “corrupción”. “Gracias a Dios voy de salida... Cuento los días”, expresó.
Fábrega llegó a la Corte en 2012, en el gobierno de Ricardo Martinelli. Fue designado presidente de la Corte Suprema para el bienio 2020-2021, en enero del año pasado.

