Ante el auge de las redes sociales, chats y la comunicación online, algunos se “conectan virtualmente” con otros y pierden algo del contacto personal, un asunto “tan necesario para relacionarnos sanamente”.
Así lo afirma la psicóloga Anabella de Brostella, de la fundación Relaciones Sanas, quien añade que en diversas esferas sociales —entre las que está el núcleo familiar—“no escuchamos ni vemos a la persona [al hablar] la mayoría de las veces” por dedicar atención a las nuevas tecnologías.
La tecnología puede sentirse como “un tercero” en las relaciones.
“Si están dos hermanos hablando y uno se encuentra usando el celular [mientras conversa], este ignora el mensaje del que le habla [en persona], se desconecta del mismo; el otro hermano sentirá que la atención está puesta en otro, representado por el celular”.
La tecnología puede crear dependencias y adicciones, debido a que la persona llena vacíos emocionales al sentirse “conectada” a través de las redes sociales, explica.
Cuando se utilizan herramientas virtuales, como el chat, y se pospone la comunicación cara a cara, “en realidad nos estamos desconectando”, recalca el psicólogo Ezequiel Meilij.
El especialista afirma que se vive en una época en la cual un emoji (emoticón) parece ser capaz de “transmitir emociones y sentimientos mejor que nosotros. Es muy fácil valerse de estas ‘muletas’ o ‘atajos’ virtuales, pero no por ello debemos olvidar o dejar oxidar nuestras formas innatas de comunicar afectos, emociones, etc”.
ANTES Y DESPUÉS DE LA INTERNET
Sería incorrecto decir que la tecnología trajo consigo la falta de comunicación y el desapego entre padres e hijos, plantea de Brostella.
Sin embargo, antes el espacio sin internet promovía la actividad física fuera de casa en familia o con amigos, así como el contacto “uno a uno”, lo que fomentaba la comunicación familiar directa y sin distractores.
Ahora aquellos que usan sin mesura las tecnologías de la comunicación han perdido su capacidad de espera, percibe Meilij.
Algunos “si envían un chat o un email, y pasan unos minutos sin respuesta, ya se estresan y se sofocan. Todos estamos “disponibles” [en WhatsApp], y si bien esto es tan conveniente en muchos casos, también en ciertos momentos es necesario desconectarse. Hablamos tanto por WhatsApp que cuando nos vemos ya no tenemos de qué hablar”.
¿CARA A CARA O CHAT?
La tecnología, al ser usada adecuadamente, permite que la persona esté más comunicada con sus seres queridos, incluso aquellos que están muy lejos, fortaleciendo las relaciones familiares, comenta el psicólogo.
“La comunicación, gracias al wifi, a los celulares y tabletas, es prácticamente instantánea y constante. Vivimos conectados a la red, y es necesario saber cuándo desconectarse”.
Sin embargo, el contacto cara a cara es parte esencial de la comunicación, recalca Meilij. “Solo una fracción de nuestra comunicación es verbal, y muchas veces decimos más por medio de nuestros gestos y miradas que por lo que decimos. Al hablar por teléfono o por chat, nos perdemos de muchas señales. El contacto cara a cara, el vernos a los ojos, nos indica que estamos presentes y atentos a la otra persona, y no absortos en nuestro propio mundo o conectados a medias”.
Nada supera la comunicación cara a cara, plantea el psicólogo Rodolfo Justine. “Hay más cosas que un simple encuentro y un simple intercambio de palabras en un encuentro cara a cara. Pasa más, mucho más”, dice.
El mejor ejemplo que demuestra el valor de la comunicación presencial se da en la primera interacción que hay entre una madre y un hijo, según los especialistas.
Desde que nace el bebé, el primer centro de su atención es la cara de la madre, y su mirada es el precursor de su vida emocional, explica de Brostella.
“Ese contacto inicial con el mundo nos forma como seres humanos, nos enseña quiénes somos, nos dice cómo nos sentimos” a través de la mirada.
Precisamente, por medio de esa mirada, la madre va creando el lazo de apego con el infante cuando lo alimenta o lo arrulla, afirma Meilij. Sin palabras, pero a través de su mirada, “le transmite al infante amor, seguridad, calma y atención. Le hace entender al infante que es visto y, por lo tanto, reconocido”.
VOLVER A LO BÁSICO
Se debe usar la tecnología, mas no abusar de ella, coinciden los psicólogos consultados, quienes recomiendan estar más presentes en las dinámicas familiares y sociales, regresar a los juegos con crayones, lápices de colores, tableros y papel, así como fomentar la comunicación entre familia y las expresiones de afecto, como abrazos y besos entre la pareja y los hijos.
En términos de relaciones humanas, según de Brostella, un chat no podrá suplantar un abrazo, “aunque pusiéramos el emoji más correcto”.