Los hombres de Neandertal que vivían en las cuevas de Goyet, en lo que hoy es territorio belga, no solo comían caballos o renos para alimentarse sino también carne humana, indica un nuevo estudio.
Lo demuestran los cuerpos despedazados o los huesos fracturados para comer la médula encontrados en la zona. “Es irrefutable, aquí se practicaba el canibalismo”, explica el arqueólogo belga Christian Casseyas mientras recorre la tercera caverna de las cuevas de Goyet, situadas en un pequeño valle cerca de las Ardenas belgas.
Los restos datan de hace unos 40 mil años, cuando la presencia en la tierra de los neardentales estaba llegando a su fin. Faltaba poco para que dejaran paso al hombre de Cromañón, nuestro ancestro directo, con el que habían cohabitado.
Durante años, los hombres de Neandertal, con un cerebro un poco más grande que el del hombre moderno, fueron considerados salvajes a pesar de que cuidaban los cuerpos de los muertos, como demuestran algunas sepulturas de la época. Ahora se sabe que también comían a sus congéneres.
Varios huesos humanos que pertenecieron a seis individuos (un recién nacido, un niño y cuatro adultos o adolescentes) tienen signos de que fueron cortados para desarticularlos y sacar la carne, de la misma manera que rompían los huesos de los renos y de los caballos encontrados en la cueva.
Las cuevas de Goyet, ocupadas desde el paleolítico, son galerías de piedra caliza de unos 250 metros de largo excavadas naturalmente por el Samson, un arroyo que hoy está situado a unos pocos metros de las cuevas.
