Un cuadro de Degas o un Picasso, animales o plantas protegidas y hasta objetos de oro romanos son algunas de las piezas incautadas en los últimos años por las aduanas francesas, que luego tienen que restituir, un proceso a menudo tedioso.
En las estaciones, los aeropuertos y los centros de clasificación del servicio de correos, los agentes de aduanas cumplen una función estratégica para aplicar la normativa sobre especies en peligro o para la lucha contra el tráfico de arte.
Y muy a menudo dan con importantes tesoros escondidos. Como el cachorro de león vivo que encontraron en octubre en un garaje de Marsella, en el sur del país.
En el caso de animales vivos, sobre todo se intenta devolverlos al país de origen y reintroducirlos.
Solo en 2018, requisaron 74 loros, 55 reptiles -camaleones, iguanas, lagartos, varanos- y 40 tortugas.
Y la inventiva no falta a la hora de intentar pasar esos animales. Un holandés se cosió unos bolsillos dentro de sus calzoncillos para esconder a una decena de colibríes, cuyas alas había amarrado con cinta adhesiva.
En octubre de 2015, dieron con un centenar de escorpiones Pandinus dictator escondidos en vasos desechables, bajo un lote de ciempiés, con los que se puede comerciar libremente.
En cambio, la mayoría de animales muertos encontrados son destruidos, cuando no acaban como piezas de museo. En 2016, tres leopardos y tres leones disecados, hallados en la casa de un particular en Besançon, fueron a parar al Museo de Historia Natural de París.
Las escamas, cuernos, pieles o caparazones son, en general, destruidos. En 2014, se redujeron a polvo tres toneladas de marfil (700 colmillos y 15 mil objetos esculpidos) a los pies de la Torre Eiffel, fruto de 20 años de incautaciones.
A principios de 2015, los agentes de aduanas decomisaron en Lyon unas cajas gigantescas que contenían el esqueleto de un dinosaurio de entre 70 y 60 millones de años antigüedad, un Tarbosaurus bataar, procedente de Mongolia.
De vez en cuando, salen a la luz obras de arte, como el cuadro de Picasso Cabeza de mujer joven, evaluado en $25 millones. Ahora está expuesto en el Museo Reina Sofía de Madrid.
En 2018, durante la inspección de un autobús estacionado en un área de servicio de las afueras de París, los agentes descubrieron una pintura de Edgar Degas que había sido robado ocho años antes en Marsella. Ahora, cuelga en una de las salas del Museo de Orsay, en París.

