Hace unas semanas, Salvador Sobral, de 27 años, era un desconocido a la espera de un trasplante de corazón. Pero ahora el artista se ha convertido en el primer portugués en ganar Eurovisión, con una actuación austera, en la que primó su voz suave y trémula.
“La música no son fuegos artificiales, la música es sentimiento”, dijo el cantante tras vencer en la gala, sobriamente vestido con un ancho traje negro y con el pelo en una media coleta.
Sobral canta pese a la insuficiencias cardíaca que lo tiene en la lista de espera para un trasplante de corazón, emocionó a los millones de telespectadores del concurso con su melancólica canción Amar Pelos Dois (Amar por dos). El portugués, que tomó una apuesta arriesgada cantando en su propia lengua y no en inglés -a diferencia de la mayoría de sus adversarios- logró también ganarse al jurado profesional, jugando en la distancia corta, con un registro intimista.
El melancólico tema que interpretó a ritmo de jazz fue compuesto por su hermana mayor, la cantante de éxito Luisa Sobral. Alejado de los cánones hiperbólicos y despampanantes del concurso, famoso por las lentejuelas y las espectaculares coreografías, Sobral hizo de su victoria casi un manifiesto.
“Tratemos de cambiar esto y traer de vuelta a la música, que es lo que de verdad importa”, dijo Sobral. Se impuso con el encanto de su fragilidad y su voz suave y trémula, a causa de sus problemas de salud. “Vivimos en un mundo de música desechable, música fast-food sin ningún contenido, así que esta podría ser una victoria de las personas que hacen una música que quiere decir algo”, dijo en la gala.
“Mi enfermedad, aunque no se puede curar totalmente, es un pequeño problema, el único que tengo en la vida”, dijo antes de viajar a Ucrania, relativizando el hecho de que su salud le impidió participar en los ensayos.
