La docente Nivia Rossana Castrellón siguió los pasos emprendidos por su madre, Nivia Graciela Echeverría Sáez (Aguadulce, Coclé, 1930-2010).
A lo largo de su camino, su progenitora le inculcó el valor de la educación como compromiso social.
Anoche, Castrellón expuso sobre el legado de su madre durante la presentación de su obra Pasión y Vida en un evento realizado en el City Club.
La autora del libro, quien actualmente funge como presidenta de la Unión Nacional de Centros Educativos Particulares, también preside el consejo directivo del Instituto Cultural, plantel educativo que fundó doña Nivia Graciela en 1959.
Pasión y Vida es una biografía que una hija escribe sobre su madre, quien perdió la vida tras batallar durante cinco años contra el cáncer de mama.
“La narración inicia en su funeral. El segundo capítulo narra la historia del Aguadulce de principios del siglo pasado y el primer Echeverría que llega a Panamá y se establece en el pueblo. Se describen las costumbres, las familias, los rituales... Relato la historia de mis antepasados y de mis abuelos, pues mi madre y sus hermanos son consecuencia de dos personas singulares quienes les dieron también ejemplos admirables”, explica la responsable de esta publicación.
En su libro Pasión y Vida, Nivia Rossana Castrellón da pinceladas de los desafíos de su madre a temprana edad, su vida en familia, la actividad salinera, su paso por la Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena y su compromiso con la educación.
También aborda su historia de amor con su padre, el desafío de estudiar y trabajar, su emprendimiento, su audacia de fundar un colegio y pasar vicisitudes económicas y soledades, la íntima relación que ella desarrolló con su madre, cómo fundó el Instituto Cultural y su estrategia para obtener el crédito necesario y hacer realidad su sueño.
A lo largo de sus páginas “escribo también sobre su papel trascendental como líder gremial en tiempos de autoritarismo, sus contribuciones a la educación nacional, su rol como facilitadora de sueños, amiga, cómplice y madre, su abnegación por su nieto, Fernando Miguel González-Marcos Castrellón, quien tiene necesidades especiales, así como su enfermedad, su dignidad ante ese desafío y el desenlace de la historia”.
Para Castrellón, este libro es solo una muestra de su admiración y de su gratitud “sin límites por quien es por casualidad mi madre”.
