El trato que le damos a los alimentos, antes o después de prepararlos, es clave para la buena salud alimentaria. Además que resulta en ahorros considerables poder alargar su vida útil.
Por eso guardarlos en el refrigerador o en el congelador es la opción más fácil y accesible para todos, y aunque pareciese una práctica sencilla y de conservación indefinida (mientras esté congelado), lo cierto es que hay algunos puntos a tomar en cuento al momento de hacerlo.
“La intoxicación alimentaria, también conocida como enfermedad por los alimentos, es producto de la contaminación de los alimentos por microbios, como bacterias. Dado que las bacterias no suelen cambiar el sabor, ni el olor ni la apariencia de la comida, tampoco se puede saber si es peligroso comer algo. Por ello, en caso de duda, deseche el alimento”, explica Katherine Zeratsky, nutricionista diplomada de Mayo Clinic .
Zeratsky aclara que, afortunadamente, la mayoría de los casos de intoxicación alimentaria pueden prevenirse con el manejo y la cocción adecuada de los alimentos.

Consejos a poner en práctica
Algunos consejos útiles que da Zeratsky para la correcta conservación de los alimentos son:
1. Refrigere pronto todo alimento perecedero, como carnes, aves, pescado, huevos y productos lácteos.
2. No deje que la comida pase más de dos horas a temperatura ambiente, o más de una hora a temperaturas por encima de 32° C (90° F).
3. La comida cruda, como las ensaladas frías o los sándwiches, también deben comerse o refrigerarse pronto.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) da algunas recomendaciones al momento de preparar o consumir alimentos al aire libre, como picnics o parrilladas:
1. Coloque los alimentos fríos en una hielera con hielo o paquetes de gel congelados. Los alimentos fríos deben almacenarse a 40° F o menos para prevenir el crecimiento de bacterias.
2. Limite el número de veces que se abre la hielera con los alimentos tanto como pueda. Esto ayuda a mantener el contenido frío por más tiempo. Para ello coloque las bebidas frías en otra hielera que se abrirá más.
3. No contamine de forma cruzada. Asegúrese de mantener las carnes, aves y mariscos crudos bien envueltos. Esto evita que sus jugos contaminen los alimentos preparados/cocidos o los alimentos que se comerán crudos, como frutas y verduras.
Precauciones al momento de comprar
La FDA también advierte sobre estar pendiente al momento de comprar los alimentos. Fijarse en la fecha de vencimiento de los productos y seguir las recomendaciones de manipulación incluidas en los envases.
En caso de comprar carnes empacadas, evite sacarlas de su envase si no las va a utilizar. Y si decide congelarlas en su empaque original durante más de dos meses, cúbralos con un papel aluminio hermético resistente, envoltorio plástico o con papel para congelador; o bien coloque el envase dentro de una bolsa de plástico.
Reconocer los síntomas
Entre los síntomas más comunes de intoxicación alimentaria están náuseas, vómitos, diarrea líquida o con sangre, dolor y calambres abdominales y fiebre; aunque varían dependiendo del origen de la contaminación.
Según el portal Mayo Clinic los signos y síntomas pueden comenzar horas después de ingerir el alimento contaminado, o días o incluso semanas después. Y aunque suelen ser transitorios, hay ciertos síntomas a los cuales prestar atención y acudir a su médico de presentarlos:
1. Episodios frecuentes de vómitos e incapacidad para retener líquidos. Vómitos o heces con sangre.
2. Diarrea durante más de tres días.
3. Dolor extremo o calambres abdominales intensos.
4. Temperatura bucal superior a 100.4° F (38° C).
5. Signos o síntomas de deshidratación: sed excesiva, sequedad de boca, poca cantidad o ausencia de orina, debilidad grave, mareos o aturdimiento.
6. Síntomas neurológicos como visión borrosa, debilidad muscular y hormigueo en los brazos.



