
Entrando en enero de 1964, la bandera estadounidense que siempre ondeaba en el asta de la secundaria de Balboa ya no estaba allí. El presidente Chiari de Panamá y Kennedy de EE.UU. habían acordado que se levantarían ambas banderas en la Zona del Canal y en lugares específicos, tratando de apaciguar las manifestaciones que se habían visto durante la Operación Soberanía (1958) y Siembra de Banderas (1959).
El gobernador de la zona, Robert Fleming Jr., decidió y ordenó que no se podía izar ninguna bandera en las escuelas. Pero los estudiantes de la secundaria de Balboa estaban furiosos. El asta de su escuela estaba vacía.
Se organizaron, protestaron afuera de la escuela y decidieron izar su bandera, aún con las prohibiciones. Las autoridades la bajaron una primera vez, pero una persona de la zona les pasó una bandera más pequeña. Los estudiantes la subieron y se quedaron toda la noche vigilándola para que nadie la bajara.

Los estudiantes del Instituto Nacional se enteraron de que en la secundaria de Balboa había una bandera estadounidense ondeando sin la panameña, lo cual ya no era permitido. Así que se organizaron también y llevaron la bandera desde el Instituto hasta la secundaria de Balboa. Fueron alrededor de 200 estudiantes de diferentes escuelas.

Al llegar, dejaron pasar a seis. Había alrededor de 30 estudiantes estadounidenses bloqueando el asta y cientos alrededor. Los institutores exigían que se levantara su bandera, y los de Balboa respondieron cantando su himno nacional.

El jefe de seguridad ordenó a los policías que devolvieran a los estudiantes panameños con el resto, pero en el forcejeo, la bandera panameña se rasgó. Regresaron furiosos, protestando y lanzando piedras. Cuando llegaron a la ciudad, le contaron a la gente y las protestas se extendieron. Las transmisiones de radio hicieron que creciera la indignación y la violencia.

A las 7:59 p.m. el gobernador interino de la Zona del Canal solicitó al Ejército de Estados Unidos intervenir para retomar el control.
Ascanio Arosemena, un joven exalumno del Instituto Nacional, fue a socorrer a sus antiguos compañeros cuando se enteró de la noticia. Mientras ayudaba a caminar a Roberto Hurtado, con un brazo sobre sus hombros, fue alcanzado por una bala que perforó su pulmón y aorta. Ascanio fue el primero de los 22 panameños que morirían en esos días.

El presidente Chiari, a pesar de sus relaciones familiares y económicas con Estados Unidos, tomó la decisión de romper relaciones diplomáticas con Estados Unidos, y de no restablecerlas hasta que se negociara un nuevo tratado.

En ese momento, Chiari llamó a su adversario político y candidato presidencial, Miguel “Mike” Moreno. Mike lo había criticado abiertamente, pero había sido canciller (Ministro de Relaciones Exteriores), así que conocía de cerca los temas de tratados, leyes y presiones estadounidenses.

Chiari le pidió dejar las diferencias a un lado y trabajar juntos por una solución para Panamá. Mike aceptó y fue designado como embajador ante la Organización de Estados Americanos (OEA), con sede en Washington, donde podía negociar directamente con los estadounidenses.

En una de las sesiones, Moreno pronunció su discurso “Yo acuso”, señalando a Estados Unidos como responsable de las agresiones en Panamá.

Y aunque en un inicio Ellsworth Bunker, representante estadounidense, rechazó su postura, eventualmente ambos lograron un acercamiento. De allí nació la Declaración Moreno–Bunker, mediante la cual ambos países acordaron nombrar embajadores especiales para eliminar las causas del conflicto y trabajar por un tratado más justo y equitativo.

Ese paso abrió el camino a un largo proceso diplomático que, más de una década después, culminaría con los Tratados Torrijos–Carter, los que finalmente devolvieron el Canal a los panameños.

