La victoria del líder ecologista Alexander Van der Bellen en las elecciones en Austria dio un respiro temporal a la vieja crisis de identidad que sufre Europa, pero la derrota en el referéndum de Italia hizo que volvieran a saltar las alarmas.
Tan solo han pasado seis meses después de que el Brexit dejara huérfanos a los 27 países que conforman la Unión Europea, pero el 2017 se presenta lleno de sobresaltos.
La amenaza del populismo de extrema derecha sobrevuela las elecciones parlamentarias o presidenciales en Holanda, Francia y Alemania, mientras que la crisis de refugiados –la mayor desde la Segunda Guerra Mundial– sigue escociendo las conciencias y enfrentando a los líderes políticos.
El año 2017 será también el 60º aniversario del Tratado de Roma que dio origen a la Unión Europa. Pero hay poco que festejar en la eurozona; la brutal crisis económica es todavía patente y los expertos ven con recelo la solidez del sistema bancario italiano tras el estrepitoso desenlace post referéndum. El ambiente que se respira en Europa es de descontento y se ha acrecentado el euroescepticismo.
La primera en llamar a la calma ha sido la Comisión Europea. El comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, recalcó que Italia es la tercera economía de la zona euro y que se trata de un país “muy comprometido en Europa”.
Ante la pregunta de si el revés político del primer ministro de Italia, Matteo Renzi, que oficializará esta tarde su dimisión, podría hacer descarrilar el frágil equilibrio de la eurozona, la respuesta desde las instituciones europeas ha sido un 'no' rotundo.
Moscovici se mostró confiado en que Italia sabrá afrontar “la inestabilidad política” y afirmó que, en términos económicos, es un país “extremadamente estable”. “Es un país sólido, con autoridades sólidas y tengo confianza en Italia para afrontar esta situación”, acertó.
En esta línea se expresó también el titular de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, quien advirtió que “no hay ninguna razón para hablar de una crisis del euro”. “Italia necesita urgentemente un gobierno capaz de actuar”, añadió.
La canciller alemana, Ángela Merkel, una de las principales aliadas de Renzi en Europa, se mostró "triste" ante la derrota del referéndum. "Estoy triste porque el referéndum en Italia no salió como el primer ministro deseaba porque siempre he apoyado sus políticas de reforma pero por supuesto se trata de una decisión interna italiana que debemos respetar", declaró desde la ciudad de Essen donde se está celebrando el congreso de su partido.
Sin embargo, a nadie se le escapa la posibilidad de que tras la era Renzi, aparezca un Gobierno anti-europeista como se autodefine el Movimiento Cinco Estrellas que lidera el cómico Beppe Grillo.
En esa línea que convence a los electores más euroescépticos está la extrema derecha de Geert Wilders en Holanda o de Marine Le Pen en Francia.
La líder de la ultraderecha gala celebró públicamente la victoria del 'no'. "Los italianos rechazaron a la Unión Europea y a Renzi. ¡Esta sed de libertad para las naciones y de protección debe ser escuchada!”, manifestó en su cuenta de Twitter.
Por su parte, el presidente francés, François Hollande, expresó su “respeto” por la decisión de Renzi y deseó que Italia “encuentre en sí misma los recursos para superar esta situación”.
Desde Atenas, el ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, consideró que la victoria del 'no' en el referéndum italiano es fuente de “inquietud”.
“Podemos alegrarnos de que los votantes austriacos no hayan votado al candidato populista, pero vemos el resultado en Italia con preocupación”, aseguró el máximo representante de la diplomacia griega.
Mientras tanto en Italia, el presidente Sergio Mattarella, que actualmente tiene la llave de la gobernabilidad en el país, pidió a los actores políticos “serenidad y respeto recíproco” para encauzar la crisis.
Está previsto que Renzi oficialice, más tarde, su dimisión en el Palacio del Quirinal, sede de la jefatura del Estado en Roma, adonde acudirá tras encabezar su último Consejo de Ministros.
Italia se debate en estas horas entre un Gobierno técnico, de transición, que gobernaría hasta las elecciones parlamentarias, previstas en principio para 2018 o unas nuevas elecciones anticipadas como pide la gran parte de la oposición.

