Cuando el Papa se mostró a favor de reconsiderar el rol de las diaconisas saltaron las alarmas del sector más conservador de la Iglesia católica. Fue el pasado 12 de mayo en un encuentro en El Vaticano con 900 religiosas de la Unión Internacional de las Superioras Generales. Una de ellas interpeló a Francisco sobre este tema y él señaló su intención de “constituir una comisión oficial que pueda estudiar la cuestión” del Diaconado de las mujeres, sobre todo en relación con los “primeros tiempos de la Iglesia”. Hoy, dos meses después, Francisco cristaliza ese anuncio.
“Tras una intensa oración y una madura reflexión, el Papa ha decidido instituir la Comisión de Estudio sobre el diaconado de las mujeres”, señaló la Oficina de prensa del Vaticano en una nota de prensa.
Un diácono es una figura eclesiástica a la que se le confiere el sacerdocio de tercer grado, que es el que ordinariamente se otorga de forma provisional a los seminaristas que van camino del presbiterado (sacerdocio de segundo orden). También se confiere actualmente a varones –solteros y casados– que ejercerán este ministerio durante toda su vida: los diáconos permanentes. Entre sus tareas, se encuentran la de impartir los sacramentos del Bautismo y el Matrimonio. La eucaristía, la confesión y del resto de sacramentos son de exclusiva competencia de los sacerdotes. Los diáconos también están capacitados para presidir de forma ordinaria algunas de las celebraciones no eucarísticas de la Iglesia.
Actualmente, los hombres casados pueden ser diáconos, pero no curas. En el caso de las mujeres, no pueden acceder a ninguna de estas figuras. A pesar de que Jorge Mario Bergoglio ha puesto al frente de este grupo de trabajo a un hombre, el jesuita español Luis Francisco Ladaria Ferrer, 6 de sus 12 miembros son mujeres. Si finalmente se diera luz verde para que las mujeres pudieran ser diaconisas, esto supondría un paso histórico en favor del protagonismo de la mujer en la Iglesia católica. En ese caso, sus competencias no serían equiparables a las de un sacerdote.
Desde que se sentó en la silla de Pedro, Bergoglio ha roto moldes en la Iglesia. Una de las claves de su pontificado es la reivindicación de las mujeres como protagonistas. En un encuentro en 2015 con el Pontificio Consejo de la Cultura, Francisco aseguró que es “urgente ofrecer espacios a la mujer en la vida de la Iglesia”. “La Iglesia es mujer, es la Iglesia, no el Iglesia", señaló.
Por esto, decidió nombrar a Paloma García Ovejero, de 40 años, número dos de la Oficina de prensa del Vaticano. Es la primera mujer que ejerce de vice-portavoz del Papa y comenzó a trabajar este lunes.
