El ejército de Siria anunció el lunes que recuperó el control del 98% del este de Alepo y redujo el territorio rebelde a una pequeña franja donde los combatientes conviven con los civiles bajo fuego.
Un vocero rebelde dijo que los combatientes de la oposición están retrocediendo bajo un fuego intenso de las fuerzas del gobierno, lo que pone en riesgo a miles de civiles. Agregó que la caída de la ciudad es "aterradora".
El ejército emitió la declaración horas después de que fuerzas sirias con apoyo de milicias chiíes de Líbano, Irak e Irán tomaron Jeque Saeed, uno de los barrios más grandes del sector sur del territorio rebelde, estrechando el lazo en torno al enclave.
El ejército añadió que su ataque desde varias puntas le permitió tomar control de al-Fardous, uno de los vecindarios más grandes del este de la ciudad, que estaba en manos rebeldes desde 2012.
"La situación es muy, muy crítica", dijo Ibrahim al-Haj, miembro de la Defensa Civil Siria. "Los militares tomaron muchas zonas y ahora estamos apretados".
Bassam Haj Mustafa, dirigente del grupo rebelde Nour el-Din el-Zinki, que está en contacto con los combatientes dentro de la ciudad, dijo que estos "hacen lo posible para defender lo que queda".
En el distrito siguen librándose combates, apuntó Rami Abdurrahman, director del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, un grupo opositor con sede en Londres que monitorea el conflicto.
Tropas sirias, respaldadas por una ofensiva aérea siria y milicias de toda la región, lanzaron una operación a gran escala sobre el este de Alepo a principios de mes y están a punto de expulsar a los rebeldes de la ciudad. Esta sería la mayor victoria del presidente del país, Bashar Assad, en los cinco años y medio de guerra civil.
