Un grupo de exembajadores y altos funcionarios de seguridad nacional y diplomacia emitió una carta abierta en la que condenan enérgicamente y califican de “irresponsable” la decisión del secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, de implementar despidos masivos y una reestructuración profunda en el Departamento de Estado.
La medida incluye una reducción del 15% del personal con base en el país —lo que representa la salida de aproximadamente 2,000 empleados— y la eliminación de oficinas clave dedicadas a la democracia, los derechos humanos y la seguridad civil.
Los firmantes advierten que esta “mal concebida reducción de personal refleja una profunda incomprensión de las necesidades de Estados Unidos en un entorno global cada vez más complejo”.
Subrayan que, en lugar de fortalecer la diplomacia estadounidense, las acciones de Rubio debilitan la capacidad del país para defender sus intereses internacionales frente a competidores estratégicos, conflictos activos y amenazas emergentes.
“Al desmantelar precisamente las instituciones y el conocimiento especializado que han sido el pilar del liderazgo global estadounidense, esta administración está debilitando la capacidad de nuestra nación para proteger y promover sus intereses en el exterior”, señala la carta.
Aunque los firmantes reconocen que toda institución pública debe adaptarse y reformarse, consideran que hacerlo sin una consulta amplia dentro del servicio diplomático y con el Congreso es una decisión irresponsable.
“Lo que está en juego es demasiado importante y las consecuencias, demasiado graves”, concluyen, exhortando a una reconsideración inmediata de la política antes de que se cause un daño a la diplomacia estadounidense.
Entre los firmantes de la carta destacan John Feeley, exembajador en Panamá (2015-2018) y exsubsecretario principal adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, además de William A. Eaton, también exembajador en Panamá (2005-2008) y exsecretario adjunto de Estado para Administración.
En abril pasado, Rubio había ordenado una profunda reestructuración del Departamento de Estado, como parte del mandato “Estados Unidos Primero” del gobierno del presidente Donald Trump.
Esto, con el fin de “reimaginar la política exterior estadounidense y reducir el tamaño del gobierno federal”, según documentos obtenidos por The Associated Press (AP).


