La brasileña Tamara Klink rompió un hito para América Latina: cruzó en solitario el Pasaje Noroeste, una exigente travesía de 6,500 km en el Ártico que el deshielo, ligado al cambio climático, hizo viable.
El viaje de dos meses de Klink entre Groenlandia y Alaska a bordo del Sardinha 2 (Sardina 2), un pequeño barco de vela de 10 metros de eslora, fue un reto personal, pero también un mensaje de alerta sobre los efectos del calentamiento global.
“Fue la culminación de un proyecto de dos años. Primero navegué (5,000 km) desde Francia hasta Groenlandia, pasé el invierno allí y entonces navegué hacia Alaska”, relata esta mujer de 28 años en una entrevista con la AFP en Rio de Janeiro.
Klink pasó ocho meses de invierno en su barco en la groenlandesa Bahía de Disko, entre 2023 y 2024, atracada en las aguas congeladas.
De familia de navegantes y fascinada por el Ártico, cumplió el primero de sus grandes proyectos en solitario en 2021.
Entonces atravesó 13,000 km por el Atlántico entre Noruega y Brasil, en un pequeño velero que compró por “el precio de una bicicleta” y que bautizó como Sardinha.
“Para mí es importante (navegar), porque mando un mensaje: persigan sus sueños”, expresa Klink después de completar en septiembre su nuevo recorrido.
“No me importa si soy la primera o la última” en realizar hazañas, dice la navegante, aunque subraya que ser la primera persona latinoamericana que atraviesa este pasaje es “gratificante”.
“Demuestra que los latinoamericanos podemos afrontar retos deportivos que no solo se relacionan con playas o aguas cálidas, sino también con entornos muy fríos y técnicamente desafiantes”.


