La suspensión del final de la Vuelta Ciclista a España ante las masivas protestas del domingo en Madrid contra la participación de un equipo israelí enfrentan al Gobierno español, que apoya las manifestaciones, con la oposición conservadora, que lo acusa de fomentar la “violencia política” y dañar la imagen del país.
La participación del equipo ciclista Israel Premier Tech en la Vuelta provocó protestas en numerosas etapas de la competición por parte de activistas que denuncian que Israel está cometiendo un genocidio en Gaza que ha dejado 64,900 muertos en casi dos años de ofensiva, según datos oficiales.
Las protestas en la Vuelta enfrentan a Gobierno y oposición
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, que ayer mostró su “admiración a un pueblo como el español, que se moviliza por causas justas como la de Palestina”, este lunes insistió en su mensaje al afirmar de manera “clara y rotunda” que, hasta que no cese la “barbarie”, ni Rusia ni Israel deben estar en ninguna competición internacional más.
Sánchez, en una reunión con los parlamentarios socialistas, afirmó que el debate abierto tras las protestas durante la Vuelta Ciclista debería crecer y llegar a todos los rincones del mundo e insistió en que Israel no debe utilizar cualquier plataforma internacional para “blanquear su presencia”.
Frente a esta postura, el líder del conservador Partido Popular (PP), Alberto Ñúñez Feijóo, acusó a Sánchez de practicar la “violencia política” por su actitud frente a las protestas de la Vuelta y le pidió que ponga fin al “circo”.

También la presidenta de la Comunidad de Madrid y líder del PP madrileño, Isabel Díaz Ayuso, responsabilizó al Gobierno de los disturbios por no desplegar, según dijo este lunes, suficientes agentes para contener a los manifestantes.
Ante la convocatoria de protestas se había desplegado un dispositivo de 1,100 agentes, el mayor esfuerzo desde la celebración de la Cumbre de la OTAN en Madrid en 2022.
Los organizadores de la competición se consideran víctimas de las protestas. El director de la Vuelta, Javier Guillén, lamentó “la imagen” ofrecida con la cancelación de la última etapa por los incidentes causados por algunos de los manifestantes.
En una rueda de prensa, afirmó que La Unión Ciclista Internacional (UCI), tras la neutralización de la etapa que terminó en Bilbao (norte) por las protestas, decidió “mantener a Israel” y después hubo “una llamada al boicot” que fue clave para que la Vuelta “terminara en medio del caos”.
“Es inaceptable lo que ocurrió, especialmente en el circuito (...). Lamento la imagen que se dio y eso no se puede repetir”, concluyó.
