El 11 de octubre de 1968 es una de esas fechas que los panameños no deberían olvidar. Ese día, un grupo de militares de la Guardia Nacional dio un golpe de Estado y sacó del poder al presidente Arnulfo Arias Madrid, apenas once días después de que asumiera la presidencia. No era la primera vez que esto ocurría: era la tercera vez que lo derrocaban. Este hecho marcó el inicio de una etapa militar que duraría más de veinte años y cambiaría para siempre la historia política del país.
Arias Madrid (1901-1988) era una figura muy conocida y polémica. Había llegado a la presidencia en tres ocasiones —1940, 1949 y 1968—, pero en ninguna logró concluir su mandato: fue derrocado en cada una de ellas. Nacionalista, de carácter fuerte y con gran conexión popular, también tenía numerosos enemigos dentro de la Guardia Nacional y entre los grupos de poder.
En 1968, tras ganar las elecciones con amplio apoyo popular, tomó decisiones rápidas que incomodaron a los militares, entre ellas el cambio de varios altos mandos de la Guardia Nacional. Esa medida fue la chispa que encendió el golpe.
En la madrugada del 11 de octubre, los cuarteles se activaron. Los coroneles Boris Martínez y Omar Torrijos Herrera lideraron la acción militar. En poco tiempo tomaron el control del país y obligaron a Arnulfo Arias a refugiarse en la embajada de Estados Unidos. Muchos panameños se despertaron sin saber lo que estaba ocurriendo; lo que parecía un cambio más de gobierno se convirtió en el inicio de una dictadura militar que duraría hasta 1989.
Los militares justificaron el golpe alegando que buscaban acabar con la corrupción y traer estabilidad. A partir de ese momento, se empezó a hablar de la llamada “Revolución de Octubre”, que supuestamente pretendía mejorar las condiciones sociales y económicas del país. Con el tiempo, Omar Torrijos (1929-1981) se consolidó como el principal líder del proceso.
Su figura creció por los proyectos sociales que impulsó —como la alfabetización y la reforma agraria— y, sobre todo, por el logro histórico de los Tratados Torrijos–Carter en 1977, que devolvieron el Canal a Panamá.
Sin embargo, aunque hubo avances sociales, también se instauró la represión. No se podía criticar al gobierno, muchos medios de comunicación fueron cerrados o censurados y los opositores perseguidos, encarcelados y enviados al exilio. Panamá vivió largos años bajo un régimen sin elecciones libres ni democracia real. En otras palabras, hubo progreso en algunas áreas, pero se perdieron derechos fundamentales.
El golpe del 11 de octubre también evidenció la fragilidad del sistema político panameño de esa época: corrupción, divisiones partidarias y falta de confianza en las instituciones. Todo eso facilitó que los militares se presentaran como “salvadores” de la patria. Pero la historia demostró que la fuerza no puede sustituir al voto ni al diálogo.
Más de medio siglo después, el 11 de octubre de 1968 sigue generando debate. Hay quienes sostienen que el régimen militar trajo progreso y justicia social; otros lo recuerdan como una etapa oscura de violaciones de derechos y silenciamiento del pueblo. La verdad es que ambos puntos tienen algo de razón. Lo importante es aprender la lección: la democracia es frágil y debe cuidarse.
Una fuente cercana al golpe declaró que el verdadero impulsor de la participación de Torrijos fue Demetrio Basilio Lakas (1925-1999), su amigo. Cuando Torrijos estaba dispuesto a cumplir la orden del nuevo mandatario de irse a El Salvador como agregado militar, fue Jimmy Lakas quien lo convenció de desobedecer y sumarse al golpe. Sin la intervención de Lakas, probablemente la “revolución octubrina” no se hubiese desarrollado como la conocemos.
Recordar lo sucedido no es solo mirar al pasado, sino comprender que los errores pueden repetirse si se olvida la historia. El 11 de octubre debe servir como recordatorio de que los problemas nacionales deben resolverse mediante el diálogo y el respeto a la Constitución, nunca con armas. Cuando la fuerza sustituye al voto, quien siempre termina perdiendo es el pueblo panameño.
La autora estudia Periodismo en la Universidad de Panamá.

