“Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miseria en nombre de la libertad”. (Simón Bolívar)
Lo que debió ser la celebración del 122.º aniversario de la independencia de Panamá de Colombia se ha convertido en el luctuoso acontecimiento de la vuelta a la condición de “protectorado” de los Estados Unidos de América.
En efecto, con el antifaz de nacionalista, el “dictador” José Raúl Mulino Quintero, del “gobierno 100% empresarial” —quien ascendió al solio presidencial a través de turbias componendas con los factores reales del poder—, con la opacidad que caracteriza a los sátrapas, negoció de espaldas al pueblo dos tratados bilaterales (el “Memorando de Entendimiento” Hegseth-Ábrego y la “Declaración Conjunta” Hegseth-Vásquez, del 4 de abril de 2025) con el gobierno imperialista de Donald Trump.Convenios que lesionan gravemente la soberanía nacional y violan flagrantemente el Tratado de Neutralidad, firmado por Panamá y Estados Unidos el 7 de septiembre de 1977.
Sin embargo, con el desparpajo y cinismo que definen al gobierno imperialista e intervencionista de Donald Trump, y con el pretexto de saludar a su vasallo istmeño con motivo de las efemérides patrias, el primero envía un mensaje donde le indica al siervo istmeño que la independencia y la seguridad del Canal serán garantizadas por ambos gobiernos, convirtiendo así a la República de Panamá en un protectorado estadounidense (La Estrella de Panamá, 31 de octubre de 2025).
Pero la afrenta al país no termina allí. La conducta servil del “dictador” incrementa el dolor de los hijos de la patria mancillada, en virtud —y desgracia— de la respuesta sumisa y entreguista a la misiva del “emperador del Potomac”:
“Agradezco las palabras del presidente Donald Trump (…) Somos naciones amigas, soberanas y cooperantes en temas fundamentales como la seguridad, la paz y la protección de las libertades.”
¿“Naciones amigas” de qué?Hace decenios, los Estados Unidos declaró que no tiene amigos, sino intereses, y la “cooperación” a la que se refiere el mandatario Mulino Quintero ha sido impuesta mediante el chantaje, la amenaza y el miedo a las sanciones del imperialismo, las cuales han conducido a la humillante y vergonzosa imposición de dos tratados bilaterales que convierten nuevamente a Panamá en colonia americana.
En conclusión, la soberanía y la independencia nacional, que le costaron al pueblo panameño cerca de cien años de lucha y sacrificio, de dolor y de muerte, para perfeccionar la independencia mediatizada por la intervención imperialista yanqui del 3 de noviembre de 1903, hoy —a 122 años de aquel acontecimiento histórico—, este mismo pueblo, que respira patria y soberanía, se apresta a reiniciar la lucha por la dignidad nacional, conculcada por la cobardía del gobierno de la plutocracia corrupta y clientelista, el cual ha cedido una vez más a las pretensiones anexionistas del “norte revuelto y brutal”.
¡Así de sencilla es la cosa!
El autor es abogado y analista político.

