En 1978 se estableció, en Chiriquí y Bocas del Toro, una empresa catalogada como la mejor inversión estadounidense en el extranjero.
Mientras Costa Rica debatía si la aprobaba por sus posibles daños ambientales, Omar Torrijos consiguió un contrato que nos traería múltiples beneficios.
En 1983 se inaugura el primer oleoducto pamper del mundo, diseñado para operar diez años, hasta que entraran en funcionamiento oleoductos transcontinentales similares en Estados Unidos.
Durante su construcción se utilizó mano de obra calificada estadounidense y panameña en múltiples áreas.
Petroterminal de Panamá obtuvo el 50% de las acciones a cambio de:
el derecho de vía de 131.5 kilómetros —de 50 a 100 metros de ancho—, que debía ser reforestado con especies de raíces superficiales para evitar daños a la tubería;
terminales de bombeo, muelles y tanques en Puerto Armuelles y Bocas del Toro, afectando superficialmente la flora y fauna en cada terminal.
Posteriormente, como consecuencia, se construyó una carretera desde Chiriquí que unió Bocas del Toro por vía terrestre con el resto de la república.
El oleoducto operó con 95% de mano de obra panameña y generó un auge económico inmediato.
Las empresas estadounidenses aportaron el 100% del financiamiento, la tecnología y el mercado.
En democracia, llega al poder el PRD de la mano de un presidente identificado con políticas neoliberales poco favorables para Panamá. Su trayectoria incluía escándalos —como el puente invisible— y, durante su gestión, impulsó privatizaciones con presuntos testaferros. Abrió las puertas a leyes pro-minería y terminó su mandato sin visa estadounidense, tras operaciones financieras que lo convirtieron en millonario.
Diez años después vuelve el PRD al poder, esta vez con el hijo del general. Inicia su gestión recibiendo miles de dólares desde República Dominicana, donde coincidían empresas mineras similares a las que facilitó establecerse en Panamá. Hacia ese país emigró al terminar su presidencia. Otro “milagro neoliberal”: de gerente de comida rápida a millonario en un solo periodo.
Ambos olvidaron que su figura de referencia, Omar Torrijos Herrera, rechazó el proyecto minero de cerro colorado.
Con el PRD nace la relación con First Quantum, que otorgó a Panamá apenas el 5% de las utilidades, privilegios que se mantuvieron bajo un gobierno panameñista que respetó la piedra angular del modelo neoliberal: la adjudicación de concesiones ventajosas al sector privado. Un expresidente hoy prófugo les otorgó amplias facilidades, incluyendo oficinas de migración instaladas in situ a través del entonces ministro de Gobierno y Justicia, quien hoy es presidente.
En 2019 vuelve al poder el PRD, con un vicepresidente que fue abogado de First Quantum.¿Un lobista minero en un cargo presidencial?¿Será investigado por la oficina anticorrupción?
Las protestas populares de 2023 obligaron a acatar el fallo de la Corte Suprema de Justicia que declaró inconstitucional la minería metálica en Panamá.
2025
Durante la campaña de renegociación, First Quantum inicia una labor propagandística alabando sus virtudes, ignorando:
el fallo de la Corte Suprema que los declara inconstitucionales;
que el 96% de sus utilidades fueron para compañías extranjeras y socios nacionales;
que destruyeron capa vegetal y contaminaron acuíferos en áreas equivalentes al 30% del área canalera.
El cobre, el oro y el antimonio son metales de necesidad mundial. Panamá debería recibir beneficios similares a los de otros países latinoamericanos: un mínimo de 40%.
El daño ambiental está consumado, herencia de quienes olvidaron que el propio Omar Torrijos Herrera consiguió el 50-50 en Petroterminal de Panamá y vetó la explotación de cerro Colorado al prever su impacto irreversible.
El autor es ingeniero y especialista certificado en control de corrosión por NACE/AMPP.

