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CANAL DE PANAMá

El ‘Codex Leicester’ de Leonardo da Vinci

Florencia se despertaba bajo la inclemencia de un tiempo borrascoso, inusual en los últimos días de octubre. La engalanadora ocasión que ponía esta ciudad a la atención mundial, se debía a que la Galería de Los Uffizi, después de tres incansables años de trabajo, inauguraba la muestra “El Código Leicester de Leonardo da Vinci: el agua, microscopio de la naturaleza”.

Siendo esta la ouverture de la conmemoración de los 500 años de la muerte de Leonardo da Vinci, celebración que se irá poco a poco prolongando junto a otras iniciativas por todo 2019. Pese al mal tiempo la exhibición cumplió con sus esperadas aspiraciones, satisfaciendo aquella intelectualidad crítica, deseosa del saber.

La muestra es ya meta insustituible a los visitantes de la ciudad cuna del renacimiento, cita para los estudiosos y muy visitada por jóvenes estudiantes.

El Codex Leicester, también conocido por Codex Hammer, es una compilación de textos y dibujos realizado por Leonardo da Vinci que trata una multiciplidad de temas que abarcan la hidrodinámica, mecánica, cosmología, astrología, geología, geografía y la paleontología, realizados entre 1506 y 1508 en Florencia y Milán. E l Codex también contiene algunos escritos autobiográficos de relatos de viajes acompañados por deliciosas ilustraciones.

El manuscrito consta de 72 páginas, con 360 ilustraciones y dibujos, realizados con la ayuda de un espejo para que fuera incomprensible a una fácil lectura, por eso está al revés.

Adquirido en 1994 por 30 millones de dólares por el magnate propietario de Microsoft Bill Gates (siendo el documento más caro del mundo) y prestado al Uffizi para este magno evento. Para tal ocasión ha sido instalado un novedoso sistema multimedia, que ayuda a descifrar los textos: El Codescope, ultramoderno sistema de apoyo para consultar las 36 páginas, escritas por ambas caras, que son archivadas en vitrinas que mantienen la temperatura y la humedad para garantizar la conservación del precioso Codex.

Entre los manuscritos creados por el genio del renacimiento italiano, el Codex Leicester es el único que no es propiedad del Estado, fue puesto en subasta por su penúltimo propietario, Armand Hammer, y adquirido por el magnate de la Microsoft. En 1995 fue prestado para la exposición en homenaje a Leonardo, en Venecia, siendo esta la segunda vez que el público italiano tiene la oportunidad de admirarlo.

En varias ocasiones tuve la oportunidad de estudiar el Codex Atlántico, como también el Leicester, allí sumergido en su lectura, fui siempre capturado por aquellas páginas en las que los proyectos sobre las esclusas y los estudios sobre la fuerza fluvial me eran emotivamente cercanas y ahora verán el por qué de estas intuiciones.

Leonardo da Vinci se encontraba, por segunda vez, en la ciudad de Milán, 1508, invitado por el duque D’Amboise, para después regresar brevemente a Florencia, 1513, y partir después para Francia , donde murió el 2 de mayo de 1519.

En su estadía en Milán, 1508 a 1513, el maestro estudia la cuenca del Naviglio de San Marco, cursos fluviales entorno a la ciudad, y deja una infinidad de documentos sobre las posibilidades de unir el Naviglio Martesana al entorno del curso principal del Naviglio, a través de dos esclusas, una a San Marco y a la Incoronata; creando la posibilidad de atravesar la ciudad por un recorrido enteramente fluvial.

En la perspectiva de conectar los ríos Adda al Ticino, deja a póstumos las originales ideas de gobernar y maniobrar -en las acciones de disminuir o aumentar- la portada del agua a través de un sistema de esclusas. Usando a tal objetivo una cuenca de agua de abastecimiento, que vendría a suplir la necesidad de la masa acuática para aumentar el nivel de las esclusas, para alcanzar niveles diferentes, intermediando las dificultades presentadas por el territorio.

Tanto el Codex Leicester como el Codex Atlántico contienen las reflexiones sobre el dominio y gobiernos de las fuerzas fluviales, ingenierías necesarias para el sistema de las esclusas utilizadas en la construcción del Canal interoceánico de Panamá. Por eso muy cercano a la emotividad de un panameño.

La sabiduría humana es una cadena que viaja con sorprendente paralelismo a través del tiempo, es una muestra incalculable del potencial creativo del cual el género humano es poseedor. Donde “las genialidades” de brillantes mentes son soportes incalculables del progreso y desarrollo de esta humanidad.

Esa memoria nos hace partícipes como panameños, a todas las manifestaciones que exalten la esencia de la sabiduría, por ser poseedores de una de las maravillas de la ingeniería de todos los tiempos: El Canal de Panamá. Porque contamos con una gran cantidad de talentosos compatriotas que se suman diariamente, con sus trabajos investigativos a ese inmenso y profundo océano de sabiduría.

Nuestro compartido júbilo, en alegrarnos por la estupenda iniciativa de La Galería de los Uffizi en Florencia, por la conmemoración del reconocido genio del renacimiento Leonardo da Vinci en sus 500 años de su fallecimiento, es conmoción deferente por la debida exaltación a los grandes valores que han marcado la historia de todos nosotros.

El autor es docente y pintor.


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