Desde la celebración del Congreso Anfictiónico en 1826, la ciudad de Panamá ha sido una capital de la política internacional. La visita del presidente de la República Popular China confirma la importancia del país para el mundo. Los acuerdos suscritos y las puertas abiertas solo son oportunidades que beneficiarán al país si las aprovechamos responsablemente y de forma transparente. Panamá está llamada a convertirse en una nación clave para el comercio y contacto mundial, y por lo tanto los ciudadanos debemos contribuir con esta misión. Las molestias pasajeras del tráfico urbano son parte de la contribución que nos corresponde hacer. Todas las grandes capitales del mundo enfrentan perturbaciones similares como parte de su papel en la política internacional. Panamá ha tenido la oportunidad de ser anfitriona de una cumbre iberoamericana, la histórica Cumbre de las Américas, cuando un presidente de Estados Unidos y el mandatario cubano se dieron la mano, y ahora, la visita del jefe de Estado de China. En enero tendremos la Jornada Mundial de la Juventud. Con organización y la responsabilidad de todos podemos hacer esto y más.