Uno de los legados más importantes de la Jornada Mundial de la Juventud es la oportunidad de escuchar de viva voz a importantes líderes religiosos de todo el mundo. Así, el obispo nicaragüense Silvio Báez compartió con peregrinos y panameños por igual el desafío de resistir los embates del régimen de Daniel Ortega en Nicaragua. El obispo Báez defiende la libertad de expresión como una forma de proteger la diversidad y la dignidad humana. Para Báez, sin libertad de expresión las personas pierden la capacidad de conocer la verdad. Como ocurre actualmente en Nicaragua. Y es que todas las dictaduras tienen en común que son enemigas de la libertad de expresión y de los medios de comunicación independientes. Los regímenes autoritarios temen a héroes que, como el obispo Báez, son capaces de enfrentar la mentira y la opresión con el verbo claro y sencillo de la verdad. Báez representa la tradición viva del sacerdocio comprometido y responsable, ejemplarizado por San Óscar Arnulfo Romero, arzobispo salvadoreño asesinado por los escuadrones de la muerte. De esa misma tradición provenía el padre Héctor Gallego, desaparecido en las montañas veragüenses durante la dictadura militar. Por eso, la lucha por las libertades en Nicaragua, y en todo el mundo, tienen en el obispo Báez a uno de sus más grandes aliados.