
Aquí hasta el Canal está en crisis. Y la irresponsabilidad ha sido histórica. Cuando se hicieron los estudios para ampliar el Canal, se evaluaron río Indio, Coclé del Norte, Caño Sucio y Toabré como posibles fuentes del agua que se necesitaría. El Canal decidió que la mejor opción era río Indio. Ahí harían un lago del tamaño del Alajuela.
Como la Coordinadora Campesina por la Vida y otros grupos se opusieron, se desarrollaron tres proyectos para no tocar río Indio. Se hicieron tinas de ahorro de agua, se profundizó el cauce de navegación del lago Gatún para poder almacenar más agua, y se adecuaron los bordes de Gatún para operar el lago a una elevación mayor. O sea, para tener espacio para almacenar más agua.
El volumen de agua que daban esos tres proyectos era equivalente al agua que daría río Indio. Pero los grupos opuestos a río Indio seguían desconfiados. Entonces el Ejecutivo cambió la ley para prohibir los embalses y para eliminar la delimitación de la cuenca del Canal que se había creado en 1999 para garantizar agua a futuro. Y así río Indio quedó fuera de la cuenca, y Torrijos neutralizó a ese grupo y garantizó el resultado de la ampliación.
Ahora no hay agua. Y no porque el Canal no funcione, sino porque el año ha sido muy seco. Los El Niño severos se repiten cada 15 años. Y en medio suele aparecer uno leve, que no pone en aprietos al Canal. El severo fue en 2015 y 2016, pero el que llegó en 2023, que debía ser leve, llegó severo. Octubre fue el mes más seco de la historia del Canal. En diciembre Gatún llega a elevaciones de casi 27 metros: este año llegó a 24.5. Y ahora es que viene el verano... Y súmenle dos cosas: de ese lago sale el agua que consume el 60% de la población y lo que se proyectó que se consumiría hasta 2025 se alcanzó en 2012. Y dos, se han hecho potabilizadoras y ampliado otras.
Entonces, para que el agua alcance para el Canal y para el consumo humano, el Canal decidió restringir, por primera vez en su historia, el número de buques de 38 a 24 . Esa restricción afecta no solo los ingresos del Estado, sino también a todo el sector logístico. Puertos, Zona Libre... todo.
Hay que hacer algo si no queremos que eso empeore. Y ese algo es río Indio. Es, básicamente, el mismo proyecto de 2006: crear un lago artificial como el Alajuela y construir un túnel de 8 kilómetros que permitiría mover por gravedad el agua, llevándola del nuevo lago al Gatún. Eso daría agua para 11 a 15 esclusajes diarios adicionales. El consumo de la población equivale a siete esclusajes diarios y cuando entren a operar las otras potabilizadoras, ese número subiría a 11.
Pero como río Indio ya no es parte de la cuenca, la directiva del Canal tenía dos opciones. Uno, pedirle la inversión al Ejecutivo (lo cual podría implicar rebusca como en tantas de las cosas que hace el Ejecutivo) o, la que eligieron, que fue pedirle al Ejecutivo delimitar de nuevo la cuenca y derogar la prohibición de construir embalses, para hacerlo ellos. Lo pidieron en septiembre de 2023. Sí, hace 3 meses. Esta es la hora en la que Cortizo sigue mudo.
La otra opción es Bayano. En 2019 se estudiaron Bayano y río Indio ($26 millones costaron esos estudios), y se concluyó que Bayano sería más caro ($900 millones versus $2 mil 500) y más complejo, empezando porque esa agua no podría formar parte de la cuenca del Canal porque, a diferencia de río Indio, está bien lejos. Además de que AES tiene la concesión de Bayano. Habría que comprarle su parte y entonces arrancaría la pelea sobre de quién es el agua.
Jorge Quijano dejó el proyecto de río Indio andando en 2019. Ya estaban, de hecho, en las conversaciones de reubicación e indemnización. Pero fue apenas este año que Catín Vásquez, su sucesor, le presentó el proyecto al Ejecutivo. Cuatro años después, sí, porque se puso a estudiar proyectos ya estudiados y determinados inviables dentro de la cuenca del Canal. En conclusión, perdió cuatro años buscando una solución que ya tenía en sus narices.
Si bien es cierto que el problema no hubiera estado resuelto al 100% hoy (porque solo la parte social de reubicar personas iba a demorar de 12 a 18 meses) el mensaje a la industria hubiera sido “estamos trabajando en algo”, no “nos quedamos sin agua”. Y conste que de esto estaban todos advertidos: Catín, Cortizo y todos los candidatos presidenciales de 2019. Pero como aquí en las guerras avisadas también mueren soldados, henos aquí.
En fin. La trastada ya está hecha. La pregunta es cuánto tiempo más va a dejar el Ejecutivo ese documento cogiendo polvo mientras el país sigue perdiendo plata.

