Al grano: la Asamblea sigue siendo la Asamblea

Al grano: la Asamblea sigue siendo la Asamblea


Eso ha quedado demostrado con la discusión (o mejor dicho, la no discusión) del presupuesto 2025.

En menos de dos semanas el presupuesto, que fue presentado fuera del término constitucional y con incumplimientos injustificables de la ley, sufrió tres grandes cambios. Esos son los hechos.

Esa violación a la ley (en especial la del 7% para la educación, a la que el gobierno pasado accedió para amansar a los que protestaron en 2022 por el precio del combustible) se dio también en 2024, pero como el PRD tenía a su aplanadora en la Asamblea, pues se la pasaron. Y como sabían que iban a perder las elecciones, le dejaron a este gobierno una camisa de fuerza: un presupuesto que ahora sí cumplía con la ley, o sea que era monumental.

Y sí, el ministro Chapman incumplió la ley, hasta que finalmente en el último presupuesto presentado, cumplió con lo que dice la ley. Pero ese documento fue presentado a la Asamblea el viernes 25 de octubre en la noche, seis días antes de culminar el periodo de sesiones ordinarias de la Asamblea. Y los diputados tenían dos opciones: aprobarlo o rechazarlo. En menos de seis días, porque el presidente Mulino de antemano dijo que no iba a llamar a sesiones extraordinarias para este tema. Todo lo anterior es responsabilidad del Ejecutivo, no de la Asamblea. Las cosas como son.

Ahora viene la parte de la Asamblea. ¿Qué hicieron los diputados? Aprobaron el presupuesto tras tomar la decisión de suspender las vistas presupuestarias. Los cinco diputados de Vamos en la comisión de Presupuesto se opusieron a eso, que es realmente lo que mandata la ley y que toma más o menos de mes a mes y medio, y a favor votaron Osman Gómez, Ariel Vallarino, Manuel Cohen y Chello Gálvez, que desde el inicio estuvieron a favor de suspender las vistas, y también votaron a favor Raúl Pineda, Néstor Guardia y Rafael Buchanan, del PRD; Jorge Herrera y Medín Jiménez, del panameñismo, y Julio de la Guardia de CD, que en principio estaban en contra de suspender las vistas pero tras una reunión con Benicio Robinson (bajo un especial y sospechoso interés del diputado y expresidente de la Asamblea Jaime Vargas) quedaron alineados con la propuesta del Ejecutivo.

Y usted se preguntará por qué Benicio, que ni siquiera es gobierno ni forma parte de la comisión de Presupuesto, fue quien los alineó. Bueno, porque Benicio es omnipresente y después de la elección del domingo en CD, se dio cuenta que el poder real está en San Felipe y no en La Alameda. Y como necesita estar bien con el poder siempre, pues tomó control de la situación.

Se quedaron 86 instituciones por fuera de las vistas. 86 de 98. Vamos propuso que solo cinco entidades tuvieran la obligación de rendir cuentas: Unachi, Ifarhu, Seguro Social, Asamblea y Meduca. Pero apenas el PRD escuchó Unachi, su cuartel de invierno, dijo no. Además, en el presupuesto se contempla el trámite de pagos para empresas allegadas al PRD, como Bagatrac, Meco y Rodsa. ¿Cómo oponerse a eso? Y entonces se pusieron la camisa del gobierno, los 10 de los partidos que se alinean para seguir con las prácticas de siempre. Todo eso en una sesión llena de rofeos, gritos y hasta amenazas de pelea, en la que tumbaron la señal de televisión en el momento más acalorado, desconectaron micrófonos y hasta el wifi apagaron. No les permitieron a los de Vamos explicar su voto, violando el artículo 172 del Reglamento Interno de la Asamblea, que dice que ningún proyecto de ley podrá ser sometido a votación sin previa discusión. Eso es una falta de respeto no solo con esos diputados, sino con todos los ciudadanos que se sienten representados por esos diputados. Este era un debate crucial y ese madrugonazo arbitrario es un deja vú de lo que vimos con las tensiones y el apuro de la aprobación del contrato minero.

El escenario ahora es delicado. Tenemos un presupuesto a punto de aprobarse (que no es el ideal, pero es mejor que el del 2024), y una discusión en torno al Seguro Social que demanda atención y serenidad. Es momento de moderar los ánimos y buscar consensos en beneficio del país, sin imposiciones, sino con argumentos. Y respetando las formas y tiempos, porque eso en democracia es vital. En vez de alimentar el conflicto, lo que podría llevar a que vuelvan a tener que forrar con vallas la Asamblea porque el pueblo se les va a ir encima, el reto es buscar soluciones constructivas que nos permitan superar esta etapa crucial en pro del país.


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