El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición del neurodesarrollo, caracterizada por la presencia de alteraciones sensoriales; formas de comunicación, interacción social y aprendizaje diferentes, y un patrón repetitivo y restringido de intereses, actividades y conducta, respecto a personas de su misma edad y en diferentes contextos.
Entre 80 millones y 160 millones de personas en el mundo (sin distinción de edad y sexo) tienen TEA. En Panamá, no existe estudio de prevalencia. Durante décadas, la narrativa relacionada con el TEA se centró en la promoción de aquellas características del desarrollo que favorecían la detección, el diagnóstico y las intervenciones tempranas (antes de los tres años de vida), pues se le consideraba como exclusivo de los niños (varones). Sin embargo, a partir de la década de 1980, la conciencia sobre las diferencias de acuerdo con el sexo y de cómo perdura y evoluciona el TEA a lo largo de la vida, llevó a su reconocimiento y diagnóstico en niñas, adolescentes, personas adultas y adultos/as mayores.
La evidencia científica permite comprender cómo pueden interactuar factores biológicos y ambientales en un momento dado para favorecer la presencia y severidad del TEA, y su impacto en la salud integral, el cumplimiento de metas vitales y la calidad de vida. De igual modo, esta evidencia ha contribuido a modificar su denominación, establecer un diagnóstico dimensional (no categórico) y comprender lo siempre oportuno del mismo. A esto se agrega la obligatoriedad de una evaluación integral, pues el TEA suele coexistir con otras condiciones y problemas de salud mental; la necesidad del desarrollo de programas que respondan a las necesidades reales, y el fomento de la inclusión bajo los principios de derechos humanos. Aun así, es poco reconocido el papel irremplazable que tienen las personas con TEA, sus familias y aliados, en la tarea de comprender y aceptar que la neurodiversidad es la regla y no la excepción. Así, las personas con TEA aún enfrentan discriminación y tienen poca representación en instancias gubernamentales y sociales en las que son discutidas sus necesidades y derechos.
El 2 de abril, Día Mundial para la Concienciación sobre el Autismo, nos ofrece una excelente oportunidad para exaltar las contribuciones de las personas con TEA en diferentes áreas y su capacidad para enriquecer nuestra vida cotidiana.
La autora es psiquiatra, especialista en autismo y trastornos del neurodesarrollo e integrante de Ciencia en Panamá

