Brunch dominical

Esta semana, mientras la ciudad capital convulsionaba con protestas y cierres de calles, Raúl Pineda se desgañitaba en el pleno legislativo, defendiendo a gritos y con manotazos la que, según él, sería la gran “oportunidad” del contrato minero: la de convertir a Panamá “en el país de Centroamérica mejor preparado en explotación de minas a cielo abierto, el que mejor protege a los mineros en Centroamérica y el que mejor le paga a los mineros en Latinoamérica”. Casi le pasó con uno de esos volquetes de la mina a la opinión ciudadana. Pero el discurso, en su alevosía, no se limitaba a exaltar los presuntos beneficios del contrato ley. Como cada diputado tiene “derecho” a hablar por media hora (y pueden hacerlo una vez más en “segunda vuelta”), los debates legislativos muchas veces se convierten en una autopista de atorrancias, sin límite de velocidad. Así, Pineda decoró su discurso con mensajes de adulación y frases proselitistas. “No ha habido un presidente más correcto, más transparente que Nito”. “Por eso Gaby dice que la peor corrupción que hay en este país es la doble moral”. “El nombre de Nito Cortizo y Gaby Carrizo lo tendrán que leer en los libros de historia”. “¡Nos vemos en las urnas!” Esas fueron algunas de sus expresiones. Y eso que estamos en veda. Si así están desde ya, cómo será en el periodo de incidencias en abril de 2024…

Pineda también aprovechó para exaltar al ministro de Ambiente: “hace tiempo que no veía a un ministro como Milciades Concepción, tan rígido en la parte ambiental”. Pero, ¿cómo no va a aplaudir a Concepción en su bizarra homilía? ¿Recuerdan ustedes aquellos tiempos, cuando Pineda no era el influyente político y “empresario” que es hoy, sino un funcionario de la Asamblea que devengaba un salario mensual de $1,500? Él fue denunciado por supuestamente utilizar recursos del Estado en actividades proselitistas. Según la denuncia, no marcaba tarjeta ni asistía a laborar por estar haciendo campaña como candidato a diputado por el 8-6 en las primarias del PRD celebradas en 2008. ¿Quién creen ustedes que fue el que salvó a Pineda en ese caso? Nada menos que Concepción, quien -siendo entonces diputado- envió unas notas a la Corte en las que certificaba que Pineda era asistente administrativo de su despacho, donde “demostró profesionalismo, capacidad y responsabilidad en las labores a él asignadas”. Luego hubo otra nota de la Asamblea, en la que se certificó que Pineda estaba exento de registrar su asistencia en el sistema digital de la institución. Por esas razones, la denuncia no fue admitida. El halago a Concepción es tan solo parte de una transacción del tipo “hoy por ti, mañana por mí”. Seguramente que algo así es lo que entienden ahora por “recurso renovable” en MiAmbiente. Pineda pronosticó que muchos de los que se oponen al contrato minero no van a regresar a su curul después de mayo de 2024, porque “el pueblo no es tonto”. Si él piensa que no lo es, entonces, ¿por qué se burla de los ciudadanos sin cansancio?

Ayer se celebró el día internacional del perezoso. Le habríamos mandado felicitaciones al presidente, pero ahora hemos visto que es perezoso solo cuando le conviene: el viernes, apenas nueve horas después de su aprobación en tercer debate, sancionó y promulgó en Gaceta Oficial la Ley 406, que adopta el contrato minero. Después de apreciar su actuación en un tema de tanto interés nacional, tal vez no habría sido tan perjudicial para el país que fuera perezoso en todo.

Mónica Palm

Directora unidad investigativa