He visto con suma tristeza cómo se desvirtúa el concepto de justicia en Panamá, al condenar al Dr. Iván Sierra por la infortunada muerte de neonatos en Panamá, sin que el Dr. Sierra tenga culpabilidad alguna en lo ocurrido.
Tengo el honor de haber sido compañero de Iván en la Facultad de Medicina de Panamá. Durante los 6 años de estudios compartidos lo recuerdo como uno de los más dedicados, rectos y honorables de la clase. El Dr. Sierra realizó los dos años requeridos de internado para hacerse médico idóneo. Luego obtuvo por concurso y sus créditos una plaza de Residencia en la especialidad de Pediatría en el Complejo Hospitalario Metropolitano de la CSS, la cual culminó brillantemente luego de los tres años requeridos para tal. Ulteriormente hizo su subespecialidad de Neonatología en un prestigioso centro de los Estados Unidos (a donde pocos logran obtener una plaza) luego de una rigurosa selección y de haber pasado con excelentes notas los difíciles exámenes de medicina que nos impone el “Educational Comission for Foreign Medical Graduates”. Cabe descartar que solo un pequeño porcentaje de los médicos a nivel mundial quienes aspiran a una residencia o subespecialidad médica en los Estados Unidos logran pasar estos filtros.
Yo, como médico y compañero de Iván no concibo que se condene a una persona quien no tenía forma alguna de saber la composición química del fármaco indicado y requerido para el manejo de los neonatos. Nosotros los médicos pasamos visitas a los pacientes, los evaluamos clínicamente y en base a los años de entrenamiento y experiencia, escribimos notas en las cuadrículas con las órdenes de los medicamentos a ser suministrados a los pacientes.
Asumimos que esos medicamentos han pasado por los controles de seguridad de la institución y las agencias estatales de control de medicamentos, quienes son responsables de la compra y análisis de los mismos. Reitero, no hay forma humana que ningún médico pueda “a priori” saber si un medicamento está contaminado o no, por ende, sería iluso pensar que el Dr. Iván Sierra o cualquiera otro médico que prescribiese el fármaco pudiera predecir la toxicidad del medicamento.
Creo que las autoridades panameñas buscan un chivo expiatorio y no buscan lo que en inglés se conoce como “Root Cause Analysis”. Si así se hiciera, mi amigo y excelente compañero médico Dr. Iván Sierra no estuviera siendo enviado al cadalso. Esto lo llamo justicia del tipo Poncio Pilatos.
Favor, enmienden el error y no castiguen a un eximio médico, quien ha dado lo mejor de su vida y conocimiento al cuidar de la salud de sus pacientes. Nosotros los médicos hemos dedicado nuestras vidas a salvar y no matar.
Atte,
Armando Ruiz, M.D
Former Associate Professor of Clinical Radiology, Neuroradiology and Neurological Surgery, University of Miami, Miller School of Medicine.