El Ferry fue un servicio de transporte naval gratuito que permitió conectar la ciudad de Panamá con el resto del país desde 1932 hasta 1962, cuando fue reemplazado por el Puente de las Américas en el cumplimiento de ese mismo propósito.


En los primeros años de vida republicana no existía la vía Interamericana; por ello, en aquella época distante, la única forma de viajar desde la ciudad de Panamá hacia el interior del país era en carretas o mediante barcos de vapor de la Compañía Nacional de Navegación. El punto final de llegada de esas embarcaciones era el puerto de Pedregal, en Chiriquí. Con el paso de los años, la población panameña creció y se hizo indispensable mejorar el transporte terrestre nacional. Fue el expresidente Belisario Porras quien impulsó los primeros esfuerzos para la construcción de la carretera nacional desde la provincia de Chiriquí hasta la ciudad de Panamá.


Así, a partir de 1926, aunque con largos tramos intercalados de tierra y piedra, se hizo más efectiva la comunicación por carretera desde el interior hacia la capital, llegando a un embarcadero o muelle cercano a las esclusas de Pedro Miguel, en el Canal. Sin embargo, el viaje era largo, tedioso y demorado. Era necesario pagar por el trasbordo en lanchones para cruzar al otro lado del Canal e ingresar luego a tierra firme a pie, a través de un sendero monte adentro, cercano a Emperador, un campamento del Ejército estadounidense en la Zona del Canal.


El Ferry, como tal, comenzó a operar el 1 de septiembre de 1932 en Balboa. En sus inicios tenía capacidad para transportar entre 15 y 20 automóviles en cada viaje. El servicio se extendió a las 24 horas del día para satisfacer la alta demanda, mejorando así la puntualidad y la eficiencia del transporte para todos los panameños. Los dos primeros ferris se llamaron Presidente Porras y Presidente Roosevelt.
Con el paso del tiempo, el servicio fue modernizándose. En 1942 se incorporaron nuevos transbordadores para aumentar su eficiencia. Un congresista de Estados Unidos, a solicitud del entonces presidente panameño Arnulfo Arias, logró gestionar los fondos necesarios para modernizar el cruce del Canal y aumentar la capacidad de pasajeros y carga por viaje. De este modo se incorporó el Ferry Thatcher —apellido del congresista—, con la novedad adicional de que, a partir de ese momento, la travesía resultó más corta y paralela a la línea que hoy utiliza el Puente de las Américas.
Recuerdo que, de niño, las travesías en el Ferry siempre fueron una aventura fascinante cada vez que tenía que viajar a Panamá. El cruce del Canal demoraba unos 15 minutos mágicos, aunque otros 30 minutos se iban entre la entrada y salida de la carga rodante que transportaba el Ferry. Era el inicio de la década de 1960 y aún no se había concluido la construcción del Puente de las Américas, que fue inaugurado el 12 de octubre de 1962, bajo la administración del presidente Roberto F. Chiari. A partir de ese momento, el Ferry dejó de utilizarse y pasó a formar parte únicamente de nuestros recuerdos de infancia.
Hoy, al cruzar el Canal de Panamá conduciendo, con tres puentes a disposición —dos en el Pacífico y uno en el Atlántico—, sin contar un cuarto puente próximo a construirse, así como la línea 3 del Metro que atraviesa el Canal de manera subterránea, resulta difícil imaginar que hace apenas unas cuantas décadas todo era diferente. Antes, la única forma de cruzar de un lado a otro del Canal era a través del Ferry. Finalmente, las embarcaciones fueron subastadas y adquiridas por la empresa Simón Canarte, de Nueva Orleans, por la suma de $39,000.00 cada unidad.
En ambas riberas del Canal aún pueden apreciarse, desde lo alto y debajo del Puente de las Américas, las ruinas de los antiguos atracaderos del Ferry de Panamá, como un nostálgico testimonio de su memorable existencia.
El autor es escritor y pintor


