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El presente de la IA para el futuro de América Latina

La inteligencia artificial ya no es una tecnología emergente: es una realidad operativa que está redefiniendo la competitividad empresarial y el desarrollo económico a escala global. Un análisis realizado por OpenAI sobre más de 1.1 millones de conversaciones con ChatGPT entre mayo de 2024 y junio de 2025 proporciona evidencia empírica de cómo esta tecnología está transformando la productividad, la generación de valor y las ventajas competitivas en mercados dinámicos.

Para América Latina, estos datos representan más que simples tendencias tecnológicas. Son indicadores estratégicos de una ventana de oportunidad que puede acelerar la convergencia económica con los mercados desarrollados o, por el contrario, profundizar las brechas de competitividad existentes.

Patrones de adopción y casos de uso

El análisis revela cinco categorías dominantes de aplicación. El 28.3 % de las interacciones se concentra en guía práctica y tutoría, lo que demuestra una demanda significativa de desarrollo de capacidades y transferencia de conocimiento. En paralelo, el 28.1 % corresponde a escritura profesional, desde la redacción de documentos estratégicos hasta la comunicación corporativa.

Estos dos segmentos, que representan más del 56 % del total, evidencian un cambio fundamental en la cadena de valor del conocimiento. Las organizaciones están integrando IA no como sustituto del talento humano, sino como multiplicador de productividad y calidad en procesos intensivos en conocimiento.

La búsqueda de información específica representa el 18.3 % de las interacciones, lo que señala una transición desde modelos tradicionales de búsqueda hacia sistemas de consulta contextualizada. Los usos técnicos, aunque representan el 7.5 %, democratizan capacidades especializadas en programación y análisis de datos. Finalmente, la expresión creativa y multimedia, con un 10 % combinado, confirma que la IA está expandiendo la frontera de posibilidades en innovación y diseño.

Implicaciones estratégicas para la competitividad regional

América Latina enfrenta desafíos estructurales bien documentados en productividad, innovación y desarrollo de capital humano. La adopción estratégica de IA ofrece vías concretas para abordar estas limitaciones sistémicas.

Los sistemas educativos de la región, tradicionalmente afectados por restricciones presupuestarias y desigualdades de acceso, pueden aprovechar el 28.3 % de uso en tutoría para implementar modelos escalables de capacitación continua y actualización profesional. Esto es particularmente relevante en economías donde el reskilling y upskilling son críticos para la transición hacia sectores de mayor valor agregado.

Las pequeñas y medianas empresas, que constituyen el 99 % del tejido empresarial latinoamericano, pueden acceder ahora a capacidades que antes requerían economías de escala significativas. Una pyme en Ciudad de Guatemala, San José o Ciudad de Panamá puede producir análisis estratégicos, propuestas comerciales y documentación técnica con estándares comparables a los de corporaciones multinacionales. Esta nivelación de capacidades reduce barreras de entrada a mercados globales y fortalece la competitividad exportadora.

El sector público enfrenta brechas crónicas en la provisión de servicios, especialmente en salud y atención ciudadana. El uso creciente de IA para bienestar y orientación personal sugiere modelos escalables para ampliar la cobertura sin incrementos proporcionales en recursos. Costa Rica, con su tradición de inversión social, y Panamá, como hub de servicios, pueden liderar implementaciones piloto que generen aprendizajes replicables regionalmente.

Posicionamiento competitivo global

La competencia por ventajas en la economía digital es, en el fondo, una carrera por capacidades de absorción tecnológica. Asia desarrolló estrategias nacionales de IA integrales. Europa está articulando marcos regulatorios que equilibran innovación y gobernanza. América Latina no puede permitirse un rol pasivo en este reordenamiento competitivo.

Las economías que incorporen IA en sus cadenas de valor verán mejoras medibles en productividad total de factores, atracción de inversión extranjera directa y sofisticación exportadora. Una startup en São Paulo, Medellín, Ciudad de Guatemala o San José puede competir efectivamente con ecosistemas consolidados si cuenta con acceso a herramientas comparables y talento capacitado.

El nearshoring que actualmente beneficia a México, Costa Rica y Panamá puede acelerarse significativamente si estas economías demuestran capacidades avanzadas en la implementación de IA. Las empresas globales no solo buscan costos competitivos, sino también ecosistemas capaces de escalar operaciones digitalmente sofisticadas.

Riesgos del statu quo

Sin embargo, algunas economías abordan la IA primordialmente desde una perspectiva de riesgo laboral, priorizando la regulación restrictiva sobre las políticas de adaptación y aprovechamiento estratégico. Esta postura defensiva no protege empleos existentes: simplemente desplaza la creación de valor hacia jurisdicciones más dinámicas.

Las lecciones de transformaciones tecnológicas previas son claras. Las economías que desarrollan capacidades de absorción y adaptación prosperan; las que resisten el cambio experimentan estancamiento relativo y pérdida de competitividad sistémica.

La inversión en infraestructura digital debe considerarse tan estratégica como la infraestructura física en el siglo XX. Las políticas públicas de IA requieren equilibrar innovación responsable con agilidad regulatoria. Las alianzas público-privadas, junto con la articulación entre universidades y sector productivo, son condiciones necesarias para escalar impacto.

Imperativo estratégico

Los datos de 1.1 millones de conversaciones no son proyecciones especulativas: son evidencia de una transformación en curso que está reconfigurando las ventajas competitivas globales. Para América Latina, la cuestión central no es si adoptar IA, sino cómo diseñar estrategias de adopción que maximicen beneficios económicos y sociales.

La región posee activos diferenciadores: una demografía joven y adaptable, ecosistemas de innovación emergentes en ciudades como Ciudad de México, São Paulo, Buenos Aires, Medellín, San José, Ciudad de Panamá y Ciudad de Guatemala, y desafíos de desarrollo que demandan soluciones escalables e innovadoras.

La IA puede permitir que América Latina no solo converja con economías desarrolladas, sino que desarrolle modelos propios en los que el crecimiento económico y el progreso social se refuercen mutuamente. Esto requiere visión estratégica, inversión sostenida y voluntad de ejecución.

Los datos publicados por OpenAI muestran que el 28.3 % de los usos continúa orientado a desarrollar capacidades, el 28.1 % a generar valor mediante contenido profesional, y millones de interacciones siguen transformando la productividad individual y organizacional.La pregunta para líderes empresariales, formuladores de políticas y académicos en la región es clara: ¿América Latina será protagonista o espectadora de esta transformación?La respuesta se construye con decisiones estratégicas que deben tomarse ahora.

El autor es director del Índice de Progreso Social | Impacto y Sostenibilidad/Incae.


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