Aunque en español tenemos el término “espectáculo”, el anglicismo “show” proyecta mejor la idea: el mundo político panameño se ha colocado la medallita de los “cien primeros días”, con ruedas de prensa a lo largo y ancho de nuestra “ese acostada”, como parte del espectáculo cansino y embobador de ciudadanos, como si lo que exhiben a diario en redes no fuese el trabajo para el que fueron elegidos. Y ojo, que la mayoría de los “nuevos cargos” ya tienen experiencia en ellos, así que no comamos cuento.
La omnipresencia en los medios no es transparencia, es una forma de cansar al ciudadano para que mire para otro lado y sea más fácil colarle la “yuca política”, tan nuestra y de nuestros “mejores tiempos” de dictaduras y sinvergüenzura “democrática”.
Si sacamos las cuentas, cien días es una muestra muy pequeña de lo que puede pasar en una legislatura. Ninguno ha denunciado a los anteriores corruptos en estos cien días, ojalá lo hagan cualquier día, cuanto antes, esa habría sido una buena medida, pero nada: “mucho tilín, tilín, y nada de paletas”.
Somos una sociedad previsible, bien amaestrada en el arte del poco importa y muy escasa de criterio. Vean si no lo de las fiestas patrias y las luces navideñas, un montón de salvadores de fiestas para niños, que no son capaces de darles alimento o educación: no se comen foquitos, ni se hace patria con celebraciones carísimas para la familias.
Enciérrense en su casa este noviembre y piensen en la patria, nadie en las calles, recordando que se honra no robándole a los ciudadanos, a los panameños que somos cada uno de nosotros: ¡ya está bien de tanto populismo patriotero!
Bonito show/espectáculo de los cien días, todos son buenísimos, no nos van a defraudar, ¡ja!, nos quedan todavía cuatro años y casi nueve meses de esta exhibidera de lo mismo. Ya verán que pronto dejan el “taquilleo” y comienzan con el congueo de toda la vida.
El autor es escritor