Las campanas redoblan y suenan silenciosas, al son del color y el ritmo del tambor. Un corazón de mujer que late y vibra, teñido con pigmentos brillantes, contrastantes y armónicos. Trazos seguros y definidos, ambientes místicos de luz y color, de los que emanan figuras de féminas misteriosas, árboles, caminos y senderos, ríos de aguas que brotan de mundos divisados, soñados y creados. Composiciones secretas reveladas.
Coqui Calderón (1937-2025) palpita en su obra. Irradia su luz interna, que destella con fuerza, con la alegría del sol, del amanecer y el atardecer. Respirando los tintes de la vida, trascendiendo lo visible, guiándonos en viajes oníricos que abrazan sutiles manglares y mensajes del corazón con pasión.
Circulando en espacios de aire y color, adentrándonos en los misterios, secretos y enigmas del paraje: paisajes, manglares, corazones, pañuelos en flor. Paseos a dimensiones que revelan los enigmas del color. Alma que irradia y transfiere luz, y la profundidad de la composición.
Ha emprendido su último vuelo, alto y certero: Coqui Calderón. Una vida de plenitud. Mentora, luz que inspiró, marcó y transformó de manera increíble y maravillosa mi camino, mi vida profesional. Un ser humano grandioso. Mujer extraordinaria. Esposa y madre ejemplar. Jefa excepcional, amiga leal y maravillosa. Artista de gran altura y talla, de esplendor brillante. Una mujer de carácter y temple, de mucho corazón y sensibilidad, de gran espíritu, mente y corazón.
Artista forjada con tesón, entregada y comprometida con pasión. Por sus venas corrían colores y texturas: pinturas, arcillas, esculturas, con candor. Sueños y quimeras que marcaron la huella de su asombrosa creación. Artista que condujo y traspasó sus trazos y color a la gestación y realización de Panarte en Acción. Pilar fundamental del MAC, Museo de Arte Contemporáneo.
El sol primaveral de Coqui Calderón brillará siempre en nuestros corazones, en cada alma que tocó y transformó. Una vida ejemplar. Sus obras, el MAC, son legados de amor y valor, herencia para muchos. Trabajo sin fin, como una verdadera patriota, elevando con dignidad y continuidad el arte y la cultura en Panamá.
Trascendiendo toda frontera. Herencia de una misión cumplida.
Vuela muy alto, querida Coqui. Hasta pronto.


