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Esclavos, cimarrones, libertos: el nuevo libro de Alfredo Castillero Calvo

Esclavos, cimarrones, libertos: el nuevo libro de Alfredo Castillero Calvo
Cubierta del libro “Esclavos, cimarrones, libertos".


Desde niños escuchamos la expresión idílica: “Panamá es un crisol de razas”. Por vía del recipiente, se alude así a una fusión terminada y armoniosa. Cierto que nuestro mestizaje y la convivencia de gentes de diversos orígenes es hoy bastante más amena aquí que en otros sitios. Pero ni la realidad presente es tan celestial ni llegamos a nuestro mestizaje actual de forma rápida y pacífica.

Aporto como sustento el siguiente dato: desde el inicio de su vida independiente en 1903, Panamá nunca ha elegido un presidente de fenotipo claramente afromestizo, indígena o mulato. Como ha ilustrado el historiador Celestino Andrés Araúz, el caso de Carlos A. Mendoza solamente se trató de un periodo de siete meses como presidente encargado, ante la muerte del principal.

Lo de Mendoza es realmente un ejemplo negativo: después de que estuvo encargado, la élite tradicional y el Embajador de Estados Unidos se ocuparon de cortar su carrera política para que no fuera elegido presidente, entre otros factores, por perjuicios raciales.

En mi opinión personal hay dos grandes etapas que fueron construyendo el mestizaje que hoy exhibimos: el largo periodo que va desde 1501 hasta el inicio de la construcción del Canal y el segundo, más corto, que se inicia con la construcción del Canal hasta el presente. Lo que hoy somos es consecuencia de ambas improntas.

En la obra Esclavos, cimarrones, libertos, Panamá, siglos XVI a XIX (Editora Novo Art, S.A., Panamá, 2024), el Dr. Alfredo Castillero Calvo ha escrito un libro fascinante que se ocupa de la primera y dilatada etapa.

Como todas las obras del autor, se trata de una indagación casi policíaca y detallada, basada fundamentalmente en fuentes primarias recabadas en archivos institucionales de España, Colombia, Inglaterra, Costa Rica y Estados Unidos, sobresaliendo el Archivo General de Indias de Sevilla, el Archivo General de la Nación de Bogotá, el Archivo Histórico Nacional de Madrid y la British Library de Londres.

Dicha información es presentada con rigor lógico, con coherencia de contexto geopolítico e histórico y apoyada con estadísticas. Además, se utiliza una prosa accesible, sin perder la cientificidad, sazonada con buen humor y hasta con pinceladas de riqueza artística literaria. Es importante destacar que lo que van a leer en esta obra, es un enfoque novedoso y, sobre todo, sin prejuicios ideológicos, nacionalistas, deterministas ni de ningún tipo.

Como en sus libros más recientes, en especial 1821: La Independencia de Panamá de España y su época (Editora Novo Art, S.A., Panamá, 2021), en este nuevo libro sobre la esclavitud, el cimarronaje y los libertos, Castillero Calvo nos está ofreciendo una obra de plena madurez.

Su doctorado en Historia de América en la Universidad de Madrid lo obtuvo en 1967 y desde entonces no ha parado de investigar y escribir. Ello significa que su visión poliédrica de la Historia de América y de Panamá, está en su mejor momento y esa aproximación sistémica es el sustrato más valioso de sus estudios monográficos. Si usted no ha leído a este autor, este es el mejor momento para empezar.

El ensayo histórico está dividido en cinco partes que contienen 11 capítulos. Al final de cada capítulo se presentan las citas de fuentes del mismo.

Esclavos, cimarrones, libertos: el nuevo libro de Alfredo Castillero Calvo
Grabado de la esclava con niño blanco de Luis Paret y Alcázar. Puerto Rico S. XVII

La Primera parte, con dos capítulos, atiende la “ilusión y realidad” del cimarronaje. Recordemos que se les llamaba “cimarrones” a los negros africanos esclavizados que se fugaban y hacían su vida de forma separada en la jungla, bajo el liderazgo de algún hombre fuerte. Casi siempre generando una situación de conflicto y agresividad con los asentamientos españoles e indígenas del Istmo.

Tan temprano como en la década de 1520 empieza la introducción de esclavos africanos a Panamá, lo cual sigue aumentando durante el siglo XVI, causado por diversos factores, destacándose desde el inicio un declive de la mano de obra indígena.

Al aumentar la cantidad de esclavos, también subió la cantidad de escapados que se convertían en cimarrones. Eso es lo que Castillero Calvo llama el “gran cimarronaje”, que incluye los casos de Felipillo, Bayano, Luis de Mozambique y Antón Mandinga, situación que para 1606 ya había dejado de ser una amenaza muy alta para la colonia. Después de allí inicia una etapa llamada de “cimarronaje menor”, con altas y bajas, algunas un tanto graves, que se extendió hasta la segunda mitad del siglo XVIII.

En la Segunda parte, con tres capítulos, Castillero Calvo se explaya en el análisis mercantil, geopolítico, económico y humano de la “trata de esclavos”, con una perspectiva tan completa que, si bien se centra en Panamá, resulta imperdible para entender todo el fenómeno esclavista en la América española. Los precios, las cadenas de distribución, las unidades de medida que se aplicaban a la “mercancía”, su impacto en la economía productiva y extractiva.

La esclavitud ni fue un fenómeno lineal ni siempre tuvo un solo controlante. Se trataba de un comercio macabro e inhumano en el cual, como en todo negocio en épocas del absolutismo monárquico, además de las influencias del poder político, también jugaban un papel factores propios del tráfico mercantil como el ascenso y caída de compradores, el contrabando y los cambios de rutas de entrega. Portugueses, ingleses, italianos, franceses y españoles, cada uno en su momento, tuvieron grados de participación.

Factores como la cercanía a Cartagena de Indias, gran punto de distribución del mercado negrero, y el hecho de ser la ruta más rápida para comunicar España con el Perú, centro minero de gran consumo de mano de obra, hicieron de Panamá un lugar donde hubo grandes repercusiones demográficas y económicas derivadas del negocio de la esclavitud de africanos.

La Tercera y Cuarta parte del libro, con cuatro capítulos en total, nos adentran en el análisis del afromestizaje y su relación con la movilidad social, recorriendo el dilatado proceso de siglos, con altas y bajas, que fue produciendo la “ascensión social del liberto”, hasta ir formando una “élite de color”. Estos capítulos se leen literalmente como una novela.

El análisis demográfico y etnográfico que hace Castillero Calvo es detallado, pausado como los tiempos lentos que describe, ilustrado con casos concretos de personas que existieron, incluyendo anécdotas reveladoras de lo que fueron esas sociedades.

Nos va llevando con cifras, casos de la milicia, del clero, del funcionariado, del comercio, como una sinfonía que fluye in crescendo, al estilo de Bolero, la composición de Maurice Ravel, hasta que empezamos a sentir que se va cayendo de su peso, en una apoteosis categórica, la idea de que el mestizaje de lo español y lo africano, en diversos grados, se fue convirtiendo, por la fuerza del número, en el impulso dominante de Panamá, fenómeno poco comprendido en Madrid, y que fue configurando para los albores de 1821, un nuevo tipo de sociedad donde, si bien no se había eliminado la discriminación de la élite blanca sobre las personas “de color”, la vida real mostraba un relajamiento del estricto marco legal oficial estratificado y piramidal.

La Quinta parte de la obra, que incluye los dos últimos capítulos, además de sintetizar los planteamientos generales del libro, nos comenta la recta final de la transformación del estatus legal del afromestizo, al alcanzar, en el siglo XIX, la transición primero al rol de criollo y luego a su carácter de ciudadano. Formalidad que de ninguna manera eliminó las discriminaciones existentes, pero que abrió el paso al impulso político de los mayoritarios sectores afromestizos que se fueron agrupando en una rama “negra” del Partido Liberal.

Panamá no era un paraíso de igualdad en el siglo XIX, pero ciertamente tenía sus peculiaridades menos conservadoras, lo cual quedó ilustrado en el comentario que nos ofrece Castillero Calvo, en el sentido de que, cuando en 1851 se elimina la esclavitud para toda Colombia, en Panamá no hubo mayor revuelo, mientras que en el centro de Colombia hubo alzamientos armados de los que rechazaban la medida.

Para los que somos lectores del libro en físico, destaco que estamos ante una hermosa edición en tapa dura, con sobria portada en azul, con 296 páginas, letra clara y páginas amplias en papel crema, fácil de leer. Es un trabajo de alta calidad, ilustrado y organizado con muy buen gusto, patrocinado por el Banco Nacional de Panamá y apoyado por el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad de Panamá.

Ahora bien, para mí lo mejor de este libro es la operación sistemática de desmitificación científica del pasado. Ello en sí es un aporte muy de agradecer, sobre todo en estos tiempos donde los nuevos brujos de redes sociales, han hecho de la tergiversación de la Historia un arma de destrucción masiva.

Castillero Calvo ha sustentado en este libro decenas de errores en la visión de nuestros ancestros, muchos, producto de ilusiones románticas y otros derivados de tergiversaciones ideológicas que solamente buscan “confirmar” narrativas previamente imaginadas. A continuación, hago referencia solamente a algunos, a manera de abrebocas.

Nos han vendido a los cimarrones como “luchadores por la libertad”, casi como antecedentes directos del patriotismo de corte liberal del siglo XIX. Obviamente estamos hablando de personas que se evadieron de una salvaje opresión. Pero para que el lienzo de “luchadores por la libertad” estuviera completo, parecería lógico esperar que tales vengadores hicieran causa común con los demás oprimidos del territorio, es decir, los indígenas. Pero la regla general es que no fue así, al contrario: los cimarrones persiguieron, maltrataron y esclavizaron a lo que quedaba de los aborígenes “cuevas”, hasta ser un factor determinante en su final extinción.

Desde cierto sector con lecturas maniqueístas de la Historia, se piensa que en la sociedad colonial de Panamá el criollo blanco de la Ciudad de Panamá era un grupo unido, minoritario y poderoso, que hacía causa común contra las demás castas. La realidad es que no era cien por ciento así.

Ciertamente, había un sector blanco recalcitrante y racista en la sociedad y en el alto clero. Hemos dicho que Panamá no era un paraíso de igualdad. Sin embargo, existía un sector de la élite que había relajado esos estándares. No era imposible ver a gente de la élite con matrimonios con afromestizos o con muchos hijos “ilegítimos” mezclados, que hasta se aceptaban a convivir en la misma casa con sus hermanos “legítimos” y se les daba la misma educación.

Nuestra élite blanca comercial no tenía ningún problema en hacer negocios con comerciantes afromestizos. También era común que facilitaran las cosas para que sus esclavos compraran su libertad, incluso con pagos a plazos, producto de trabajos que hacían por fuera y que se les permitían. También era común que los liberaran en el testamento.

Esclavos, cimarrones, libertos: el nuevo libro de Alfredo Castillero Calvo
Conde de Santa Ana, uno de los grandes tratantes de esclavos en Panamá

Hablamos de los esclavos “africanos” como si todos vinieran del mismo país y de la misma región de ese país. Esa no fue la realidad. África es muy grande, y en esas épocas estaban las poblaciones mucho más aisladas entre sí, había decenas de tribus. Aquí llegaron africanos de territorios diferentes llamados Mandinga, Casanga, Biafara, Nalú, Carabalí, Zape y otros. Tenían lenguas diferentes, religiones y culturas variadas y algunos podían ser hasta enemigos. Para comunicarse entre ellos tuvieron que aprender español. En América se realizó también un mestizaje entre africanos.

El dominio etnográfico del afromestizo no fue posible sin el potente impulso sexual del español blanco, en combinación con el ingreso periódico de nuevas oleadas de esclavos de África. Desde el punto de vista de los criollos españoles blancos de Panamá, esto no hubiera sido posible sin el incumplimiento de la Ley. Pero no solamente se violaba la Ley. Cuando un español aumentaba la población teniendo muchos hijos “ilegítimos” con mujeres africanas o predominantemente africanas, también se quebrantaban los cánones puritanos de la religión católica.

Esa hipocresía de la sociedad colonial frente a los patrones de la religión, probablemente fue un tema generalizado tanto en España como en sus colonias. Se viene a la mente la trama costumbrista del cubano Cirilo Villaverde en su novela decimonónica Cecilia Valdés o La Loma del Ángel.

Claramente esto no iba solamente de españoles con esclavas, sino que en Madrid mismo las mujeres jugaban al doble juego, tal como Carmen Martín Gaite analizó a fondo en su clásico ensayo Usos Amorosos del dieciocho en España (Siruela, Madrid, 2017). En dicho libro se cita a un viajero del siglo XVIII en Madrid, que sobre las mujeres de la élite comentó que “concilian el desarreglo, por lo menos aparente, de las costumbres con la observancia escrupulosa de los deberes religiosos…”

Castillero Calvo percibió situaciones equivalentes en aquellas sociedades coloniales de Panamá. Una vez que dejó constancia documental del relajamiento sexual de las costumbres y de la altísima frecuencia de los hijos “ilegítimos”, incluso en el clero, nuestro autor recoge en su libro un comentario certero, literariamente valioso, que a continuación cito y con el cual me despido:

“En ese gran lienzo bordado de exquisitas apariencias y de respeto a las formas, donde se esperaba que todo fuese correcto, bello y justo, subyacían sus inconfesables prácticas extramaritales de las que todo el mundo sabía y tan abiertamente reñían con lo que dictaba la Iglesia y la sociedad decía rechazar. Tales eran los hilos invisibles que tiraban del tejido social, semejante a un bello paisaje arbolado bajo cuyas sombras se esconden miríadas de alimañas y otras cosas que debieran permanecer ocultas, pero que son tan vitales y reales como el resto del bosque”.

¿Dónde obtener el libro?

El libro está a la venta en Tienda Panamá. Puede copiar la dirección y entrar: https://tiendapanama.com/products/esclavos-cimarrones-libertos?variant=41786118242401


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