Cuando uno cree que no puede haber más sorpresas desagradables en la Alcaldía de Panamá, la realidad nos golpea con fuerza en la cara. El desastre de la gestión actual no puede ser más evidente y menos doloroso. El alcalde, conocido por su poca tolerancia, su soberbia y su poco sentido común, nos dice ahora, con sonrisa en el rostro, que el presupuesto de inversiones del año pasado a duras penas se ejecutó en un 37%, en tanto que el de funcionamiento –el que incluye el gasto de la planilla– no tuvo problema en ejecutarlo en 87%. Es decir, este alcalde sirve más para gastar que para invertir. Y, por supuesto, se lava las manos, porque dice que no es su culpa, sino de la burocracia, cuando su antecesor hizo mucho más que él en materia de inversiones y trabajó con mucho menos gente (unos mil 600 funcionarios menos). Estas cifras dejan entrever con toda claridad que el alcalde de la ciudad capital es un incompetente, cuya preocupación primordial no son las necesidades de sus electores, sino sus bolsillos. Esperemos que este caradura no esté pensando en reelegirse y que después del 1 de julio de 2024 no tengamos que verlo nunca más.
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Hoy por Hoy
04 feb 2023 - 05:03 AM
